analíticas

sábado, 17 de noviembre de 2018

Sketch de Robin, por Marcos Martín

Una vez conseguido mi sketch de Iñaki Holgado había cubierto todos mis objetivos del Domingo. Como veis no eran muchos. Pero había programada una nueva sesión de firmas de Marcos Martín. Yo había ido pronto a la Kultur Etxea para conseguir un buen turno. Lo adelanté en el anterior post; pero no conté todo. Cuando salió el chico encargado de repartirlos preguntó si había alguien allí de los damnificados por la promesa incumplida por la Organización y que todavía no hubiera conseguido dibujo. La intención era darles los primeros puestos. Lo cierto es que no había ninguno y en mi caso ya había conseguido un sketch en la segunda sesión de firmas. Al final, logré, creo recordar, la tercera posición. Tras hacer algo de tiempo, regresé para ocupar mi sitio. Llegó el autor y se sentó en la mesa para comenzar las dedicatorias. Me pareció escucharle que le decía al que tenía delante que ya había estado ayer. Tras él llegó mi turno. A ti también te conozco de ayer, me dijo. Yo le reconocí que sí. Francamente me sorprendió bastante el reproche. En todos los salones que he estado solemos estar los mismos prácticamente en todas las colas y lo de repetir autor es, sinceramente, algo tan normal y habitual como que llueva en Bilbao. De hecho si echaba la vista atrás el noventa por ciento de las caras era conocida. De todos modos, respeto el enfado del artista. Es entendible. Lo habitual no es siempre lo correcto. De haberlo sabido antes no hubiera madrugado para acudir a esa sesión de firmas. Por si fuera poco, le entregué un ejemplar de Robin Año Uno. Nada más cogerlo, Marcos me dijo que este se lo tenía que haber pasado a Javier Pulido. Yo no entendía nada. Pensé incluso que me había equivocado de cómic; pero recordé que su nombre aparece en los créditos del mismo. Hice dos páginas, me contestó. Yo tuve la tentación entonces de meterme debajo de la mesa y no salir en todo el Domingo. En mi edición del Robin Año Uno no se aclaraba lo realizado por cada uno de los autores y yo siempre había pensado que cada uno de ellos habría completado la mitad del cómic. Normal. Así que me resultaba imposible distinguir donde acababa uno y empezaba el otro. Qué estúpido no haber traído los cómics de Marcos de Spider-man que dejé en casa. A pesar de todo, me dedicó el cómic con un bonito Robin. Salí de la fila con un sabor superamargo. Me consta además que posteriormente el artista se quejó a la Organización por el tema de la repetición en las colas. Y parece que se van a tomar cartas en el asunto para el año que viene. Getxo me da la impresión de que sería pionera en ello. Y no me parece mal. Aunque antes creo que debería meterse mano a la gente que le pide al artista dos o tres dibujos en el mismo turno. Eso se da en cada sesión de firmas y pocas veces se le pone freno. Es más yo denuncié esto en una ocasión en este Salón y lo que me llevé es un rapapolvo de Laureano de Astiberri. No lo entiendo. Menos, cuando minutos antes había anunciado un dibujo por persona. Por cierto, que en mi defensa diré que es cierto que yo conseguí dos sketches de Marcos; pero uno de ellos lo logré en un stand totalmente ajeno a la Organización. También diré que si hubiera conocido antes la incomodidad del artista me hubiera ahorrado la cola. En cualquier caso, mis disculpas para Marcos.


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