analíticas

domingo, 28 de abril de 2019

Sketch de Blackhand Ironhead, por David López















El Viernes se celebró la presentación de Blackhand Ironhead en Bilbao. Un evento que me apetecía muchísimo. Compré el cómic nada más salir a la venta y, hasta ahora, nunca había estado en una sesión de firmas de David López. Además los dibujos que le he visto hacer por ahí fuera eran todos espectaculares. Tenía muchísimas ganas. Sobre las tres, la librería Joker,  lugar donde se iba a celebrar el acto, informó a través de las redes sociales que a las cinco de la tarde repartirían los números para poder conseguir una dedicatoria. Me pilló por sorpresa. Tanto que inmediatamente tuve que vestirme y salir de casa raudo para no quedarme sin opciones. Media hora antes de la hora en cuestión llegué a la tienda. Logré conseguir ser el número dos. Pese a la mala fama que suelen tener los dos primeros números por eso que se suele hablar de la necesidad de calentamiento de los artistas, me pareció una estupenda posición. Así, la mar de tranquilo, pude escuchar la charla con gran interés. Comenzó a las siete de la tarde. Una hora, en mi opinión, bastante mala teniendo en cuenta la talla del artista y el número de seguidores que querrían llevarse su firma. Afortunadamente, acortaron la conversación para que pudiera firmar con calma. Me coloqué en mi posición. Todo expectante. El autor preguntó cuando cerraban la tienda. Alguien le contestó que a las ocho. Algo que no era del todo cierto. En los días de eventos se cierra más tarde. Como pronto a las ocho y media. Incluso más allá de esa hora. Al compañero que estaba delante de mí escuché que David le dijo: voy a hacer unos dibujos rápidos. El artista cogió el tomo lo abrió por la página del prólogo y se puso a dibujar una cabecita pequeña de Amy, una de las dos protagonistas de la historia. Después le estampó unos cuantos sellos que llevaba preparados. Todo en apenas minuto y medio. Yo me quedé petrificado. Pensé en darle otro cómic y esperar a una ocasión mejor para entregarle el Blackhand Ironhead; pero no había traído otro y apenas tuve tiempo de reaccionar. Le pasé mi ejemplar y el dibujante siguió la misma mecánica. Página de prólogo, dibujo supersónico de Amy y estampación de sellos varios. Salí de la cola y comenté la jugada algo sorprendido con el compañero. No podía evitar pensar que nos había tocado la peor sesión de firmas. Curiosamente, a partir de ahí, del puesto tercero, David comenzó a abrir el tomo por la página donde aparece el título y comenzó a hacer dibujos algo más trabajados. En los que aplicaba incluso rotulador. A los amigos se los hacía en la página en blanco y con un tamaño mucho mayor. Nada que objetar. Sin embargo, lo voy a confesar, no pude evitar salir del comercio bastante decepcionado. No acababa de entender qué había ocurrido. Sin duda, la Suerte no había estado conmigo. O quizás llevaba demasiadas expectativas. No sé...

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