Hace como año y medio descubrí en su tienda virtual esta magnífica ilustración de Lydia Sanchez. Dado que en aquel momento me centré en otros objetivos y no tenía suficiente dinero decidí esperar. Sin embargo, con el paso de los días sorpresivamente la autora abandonó su plataforma de venta y desapareció del mapa. Estuve buscando esta ilustración en repetidas ocasiones y no apareció por ningún lado. Hasta que, hace bien poco, reabrió su tienda en la web. Rápidamente acudí a la misma en busca de la pieza y para mi alegría ahí seguía. La verdad es que, otra vez, tuve que esperar un tiempo antes de conseguir obtenerla. Pero por fin el mes pasado dí el paso y la compré. Ha tardado un poquito más de la cuenta en llegar a casa dado que la ilustradora en un principio no fue consciente de la venta. Tuvieron que pasar como dos, tres semanas para que se percatara de la misma tras una pregunta que realicé en la plataforma de venta. Finalmente, el dibujo ha llegado a mis manos y es una auténtica maravilla. Aún mejor de lo que podía vislumbrar a través de la pantalla del monitor. Sin duda alguna, una estupenda adquisición para mi colección. Por cierto, ha llegado junto a una bonita lámina que os cuelgo a su lado.
