Se acercaba la hora de la sesión de firmas de Craig Thompson así que me acerqué al puesto de Astiberri. Allí aguardé pacientemente. A la hora marcada apareció el autor. Primero, se sentó en un banco a firmar un libro a alguien de la organización. Yo estaba en primera posición. Lo gracioso del caso es que las autoras de la anterior cita de dedicatorias en el stand se alargaron más de la cuenta y todavía ocupaban el espacio. Les comentaron que debían dejar sus posiciones rápidamente. Mientras ellas iban recogiendo, Craig aguardó pacientemente de pie. De pronto, me dijo, en esa posición, que le pasara el libro. Que me lo firmaba. Yo me quedé algo sorprendido. No me parecía la mejor forma de llevarme el cómic dedicado con el artista de pie e incómodo. No me quedó otra y le di mi ejemplar de Habibi. Craig me lo dedicó amablemente con este bonito sketch. Luego descubrí que el autor prefiere estar de pie en estas sesiones de firmas. Le he visto en esa posición en más de una de estas. De hecho, ya con los sitios libres, continuó firmando erguido. Cosas curiosas. Hay que reconocerle el esfuerzo dado que tenía la mano lesionada. Mil gracias, Craig.
Posteriormente, unos días más tarde, se celebró una nueva sesión de firmas en Bilbao. A esta mandé a mi mujer. Algo que hacía por primera vez en las presentaciones de Joker. En su día, sí que me ayudó en Avilés. Pero no la había vuelto a involucrar en una afición mía. Consiguió un meritorio cuarto puesto. Sin embargo, al llevarle el cómic Raíces de Ginseng, el último trabajo de Craig, este le estampó un sello. No diremos más.
