Un par de días antes de acudir a la charla de Sandra Uve consulté en la web de la librería Joker qué material tenían de ella. Allí me apareció el cómic Siempre la Misma Historia, un álbum que incluye varias historias de Juan Berrio dibujadas por diversos artistas. Acudí con un amigo al establecimiento y pregunté por él. En realidad, la intención era que se lo llevara él. La cuestión es que el vendedor se metió al almacén y tras unos minutos de espera apareció con el ejemplar. Para entonces me quedó claro que mi colega no lo quería así que decidí llevármelo yo. Después del esfuerzo que se habían tomado no lo iba a devolver. Así que me encontré con que tenía dos libros de Sandra Uve para esta ocasión. A la charla llevé ambos con la esperanza de que no hubiera muchísima gente en la sesión de firmas y me pudiera firmar los dos. Como ya os he mostrado, primero le pasé su último trabajo, Supermujeres Superinventoras y me lo firmó. Tras ello, me fui y me coloqué el último de la cola. Que es como creo que hay que hacer estas cosas. No estoy en contra de que la gente le lleve al autor varios tomos a firmar con sketch; pero lo haces de uno en uno y cada vez te pones al final de la fila. Luego ya es decisión del autor si desea firmarte dos o no. Perfectamente respetable, por cierto. Si todos hacemos lo mismo, pedir dos o tres firmas en nuestro turno (que lo he visto con mis propios ojos en cada sesión) monopolizamos al autor y al final hay gente que o se queda sin firma o le toca una rápida porque no hay tiempo. No es justo. Lo dicho, tras una corta espera dado que la cola era corta, volví a estar frente a la artista y le pasé mi ejemplar de Siempre la Misma Historia. Sandra me dedicó un magnífico sketch. Una dedicatoria que, para mi sorpresa, me gustó mucho más que la primera. Qué suerte haber comprado casi por casualidad ese cómic.
Hace cosa de dos o tres semanas, Albert Monteys celebró una charla en los encuentros que organiza el Azkuna Zentroa de Bilbao bajo el título Aurrez Aurre. Una vez más no pude disfrutarlo al celebrarse un día que trabajo; pero conseguí llegar a la sesión de firmas del autor. La pega, la de siempre, que uno se queda siempre el último de la fila o casi. En este caso, llegó otro chico todavía más tarde que yo. Para cuando accedí a la sala donde se celebró el encuentro, Monteys ya había dedicado varios ejemplares y había completado unos sketches de quitar el hipo. En plan página A4 absolutamente espectaculares. Por supuesto, eso tenía un precio para los que estábamos por atrás. Se alargaba sobremanera la espera. A falta de tres puestos para llegar mi turno cerraron la Biblioteca con lo que el artista tuvo que seguir dedicando ejemplares en un bar. Confieso que tenía grandes tentaciones de pasarle una hoja A4 pero finalmente en mi conciencia ganó la cordura y me conformé con el sketch clásico en la primera página del libro. A pesar de todo, Monteys me completó en muy poco tiempo un fantástico dibujo que hizo que valiera la pena la espera. Desde aquí agradecerle la paciencia que tuvo. La cola era bastante extensa y no bajó el ritmo en ningún momento. Un grande.
Tras terminar el sketch del Cuaderno de Tormentas, David Rubín cogió el cómic de Black Hammer y comenzó a dedicármelo. Un dibujo del personaje que da título a la colección que hizo muy rápido pero que, a pesar de la rapidez, mantiene un gran nivel de calidad. Tal y como es habitual en el autor. Mientras completaba el sketch David comentó que volvería a Bilbao a finales de Abril. Un Viernes. Lástima que yo tengo muchas dificultades para acudir ese día. También me confirmó que este era el primer sketch que realizaba para esta edición. Tras entregarme mi ejemplar de Black Hammer dedicado mi gran duda era qué hacer con el cómic que llevaba de La Tetería del Oso Malayo. Bueno...en realidad esa parte la tenía más que decidida desde el comienzo.
El pasado Jueves, David Rubín fue el protagonista de la última edición de los Aurrez Aurre organizados por el Azkuna Zentroa de Bilbao. Aunque, por el atasco generado por el fútbol, él y Borja Crespo llegaron con unos minutos de retraso lo compensaron con una charla, como es habitual con David, muy amena, sincera y productiva. Un diez. Tras la misma, se celebró una sesión de firmas. Atípica para mí. Os lo cuento. Como sabéis hubo un problema con la edición de Cuaderno de Tormentas y por momentos se pensó que no llegaría para esta charla. Por esa razón, yo decidí, semanas antes, comprar un ejemplar de La Tetería del Oso Malayo, uno de los pocos cómics que me faltaban de este autor. Sin embargo, finalmente, la edición de Cuaderno de Tormentas se completó antes de los previsto y sí se pudo comprar días antes de la celebración de la charla. Dado que era el tema principal de la misma lo adquirí. Cosas de la vida que ese mismo Jueves salía a la venta el número dos de Black Hammer, donde colabora David con una historia. Encima el autor anunció ese mismo día en las redes sociales que a quien le llevara ese cómic también se lo firmaba junto al otro. Una especie de dos por uno, en definitiva. Yo siempre he criticado a quienes llevan más de un cómic a las sesiones, sin embargo, en esta ocasión, consideré apropiado hacerme con el Black Hammer. Después de todo, lo había pedido el artista. Pero mi dilema era aún mayor. En mi poder tenía tres cómics para esta jornada. Cuando llegó la sesión hablé con algunos compañeros y parece que no se habían enterado de lo escrito por David respecto al dos por uno, lo cual me hizo sentir especialmente incómodo. No hacía más que mirar para atrás a la cola y veía a todo el mundo con un solo ejemplar aguardando su turno. Reconozco que me entraron dudas sobre si darle o no darle el segundo cómic; pero tras meditarlo unos segundos decidí hacerlo. Después de todo era algo que David había solicitado. Llegado mi turno, era el segundo, le pasé el Cuaderno de Tormentas y el Black Hammer. Primero cogió la reedición de uno de sus primeros trabajos y comenzó a dibujar este magnífico sketch. Una especie de diablo que me recuerda mucho al propio Nosferatu. Absolutamente genial.
La Semana Pasada se celebró en el Azkuna Zentroa de Bilbao una nueva edición de los encuentros Aurrez Aurre. En esta ocasión los invitados eran Juan Díaz Canales y Rubén Pellejero, los actuales autores del conocido personaje Corto Maltés. A última hora, desafortunadamente, se cayó del cartel el guionista por asuntos personales. En cualquier caso, la cita mantuvo su gran nivel con la presencia del dibujante de Corto. Rubén Pellejero desgranó todos los pormenores que les llevaron a continuar el legado de Hugo Pratt. Una tarea nada sencilla que, pese a que despertó algunos temores, decidió encarar prácticamente sin ninguna duda. Es cierto que necesitó un par de día para dar el sí; pero era más por digerir la noticia. La decisión prácticamente estaba tomada. Tras la interesante charla se celebró una sesión de firmas. Una vez más tuvimos que aguantar que hubiera quién le llevaba varios ejemplares para firmar. Alguno para el amigo que no ha podido acudir. No sé como lo hacen pero suelen estar siempre por delante. Una falta de respeto con el autor y con los que sí que están presentes en la cola. Repito una vez más. Si quieres que el autor te firme más de un ejemplar te vuelves a colocar en la cola y si el autor está dispuesto, yo confieso que no lo haría, perfecto. Hay que tener en cuenta que hablamos de sesiones de firmas muy concurridas. Si todos llevamos dos o tres cómics agotamos al autor. Llegado mi turno, Rubén Pellejero me dedicó este maravilloso busto de Corto Maltés. Muchas gracias por tu amabilidad.
Hoy justo hace una Semana que se celebró en Bilbao un encuentro con el dibujante de Detective Comics, Álvaro Martínez Bueno, y el periodista especializado y librero, Mikel Bao. Una cita que no quise perderme bajo ningún concepto, por lo que pedí libre en el trabajo. Todo un acierto. Fue una charla muy entretenida. Un gusto escuchar las experiencias de Álvaro y el conocimiento de Mikel, toda una enciclopedia viviente del comic de superhéroes. Tras la cita, se celebró una sesión de firmas. Dado que los cómics de Álvaro se han publicado fundamentalmente en formato grapa no tienen un espacio pensado para realizar sketches. Afortunadamente, adelantándome a esa coyuntura llevé unas cuantas hojas en blanco. De hecho, tuve que repartir todas las que llevaba dado que los compañeros que también querían su sketch no habían caído en la cuenta de ese detalle. No solo eso. Álvaro tampoco llevaba lápices ni rotuladores. Un error que tuve que suplir con mi cargamento de instrumental de dibujo. No excesivo pero suficiente. Dado que tras la primera firma el espacio donde se celebraba la charla, la biblioteca del Azkuna Zentroa de Bilbao, iba a cerrar sus puertas, nos trasladamos al bar más cercano. Allí nos sentamos en una mesa y Álvaro pudo continuar la sesión. No os creáis no estábamos muchos. Yo fui el tercero. Aunque tuve que quedarme hasta el final dado que el artista estuvo usando mis rotuladores. Un gustazo poder ver su estilo. Además Álvaro fue superamable con todos los presentes. Una jornada de diez.
Como ya sabréis del post anterior, en la charla que disfruté el pasado Miércoles en el Azkuna Zentroa de Bilbao además de Paco Roca también estaba Miguel Ángel Martín. En la sesión de firmas posterior a la misma me coloqué primero en la cola de Paco Roca que parecía tener un mayor número de gente. Tampoco muchos más. Tras conseguir la dedicatoria en mi ejemplar de Arrugas me dirigí a la fila de Miguel Ángel Martín. Algo calculé mal dado que terminé siendo el penúltimo de toda la sesión. Paco Roca ya había terminado de dedicar sus cómics y Miguel Ángel todavía seguía allí. Por lo visto le dieron más palique porque el tiempo que dedicaban ambos al sketch era bastante parecido. Yo le llevaba un cómic de Brian The Brain. El titulado Out of my Brain. Miguel Ángel me lo dedicó muy amablemente con este fantástico dibujo del personaje principal.
La última edición del Aurrez Aurra del Azkuna Zentroa de Bilbao prometía ser fabulosa con la presencia de Paco Roca y Miguel Ángel Martín y realmente lo fue. Ambos habían sido invitados por ser galardonados con un premio del cómic en Roma, en el caso de Paco dos aunque se enterara del segundo ayer mismo. Allí hablaron sobre todo de sus últimos trabajos. La Casa y Total Overfuck respectivamente. Dado que La Casa ya lo tenía firmado por Paco compré su superventas por excelencia, Arrugas. Tras la charla hubo sesión de dedicatorias. Yo me coloqué en la cola de Paco y esperé pacientemente mi turno. Tras unos minutos le pasé mi ejemplar y me lo firmó. Una joyita. Lástima que cometí un error de principiante y cerré el cómic demasiado pronto. La tinta se pegó a la otra página y el sketch ha quedado ligeramente dañado. Una pena. Lo cierto es que estuve aguardando un rato, se ve que no el suficiente. Quizás sea culpa del tipo de papel. Qué le vamos a hacer...
El Jueves pasado se celebró un nuevo encuentro enmarcado en los Aurrez Aurre que celebra mensualmente el Azkuna Zentroa de Bilbao. En esta ocasión las protagonistas eran Susanna Martín, Cristina Daura, y Elizabeth Casillas. Francamente, yo quería acudir al mismo por la primera de las invitadas. A las otras dos autoras no las tenía situadas. En ese momento no sabía que me iba a llevar uno de esos chascos monumentales que quedarán en lo más alto de los ridículos de los cazadores de originales. En un principio se me torció la tarde por el trabajo y el destino me llevó hasta Vitoria; pero, casualidades del destino, nada más llegar allí todo quedó retrasado para el día siguiente con lo que pude regresar a Bilbao y acudir al coloquio. Para cuando llegué ya había comenzado. De hecho, llevaba una hora larga de charla. Con todo, pude disfrutar de la mitad de la misma. Tras esta, se celebró la habitual sesión de firmas. Me dirigí al stand que se había montado en la parte de atrás y compré un Sonrisas de Bombay. Ese era mi principal objetivo. Elizabeth Casillas estaba invitada por sus clubs de lectura de cómics y de Cristina Daura, en un principio, no cogí nada porque entendí por una frase que escuché en la charla que no iba a dedicar ningún trabajo. Suponía que tendría que marcharse rápido. Sin embargo, el vendedor de la parte del fondo me dijo que sí que iba a firmar sus libros. Que siempre lo hacía. Por si acaso me quedé con mi álbum de Susanna y me acerqué a ella. En ese instante no tenía a nadie. Le pedí que me firmará y se lo entregué. Me lo dedicó con este dibujo de un paisaje de Bombay de casas con ropa tendida. Me dijo que lo sentía pero que me había hecho un sketch un poco rápido. No pasaba nada. A veces hay el tiempo que hay. Una vez terminado, y aquí viene el chasco, me percaté de que Cristina estaba todavía en la sala hablando. Se la veía relajada, sin mucha prisa. Así que fui de nuevo al stand y compré su libro, solo había uno a la venta. Me acerqué a ella y le pedí que me lo dedicara. Es entonces cuando ella me dijo que no era Cristina Durán. Yo francamente no entendía nada. Creía que me estaba tomando el pelo y le insistí, como no vas a ser Cristina Durán. Y ella me repitió que no lo era. Y me explicó que por lo visto alguien se había equivocado y había traído libros de Cristina Durán en vez de los suyos, los de Cristina Daura. Durante la segunda parte de la charla había escuchado el nombre de Cristina en varias ocasiones. En ningún momento mencionaron el apellido. Ahí es cuando uno quiere que se le trague la tierra. Es cuando te das cuenta del terrible ridículo que acabas de hacer. Dios mío, me pregunto cómo pueden pasar estas cosas. Y lo peor de todo es que el cómic de Cristina Daura me costó 23 euracos que me venían estupendamente para otros menesteres. Vaya chasco. Bueno...algún día se pasará por el Aurrez Aurre esa autora y podré llevarle mi libro. Lamentable. Tanto para mí como para Cristina Daura. Lo que no entiendo es como el tipo que vendía los álbumes no se percató del error en las dos horas que duró la charla. Ni tan siquiera tuvo el detalle de decirme que me devolvía la pasta. Francamente, no se lo reclamé porque pagué con tarjeta si lo hubiera hecho con dinero lo habría devuelto seguro. Lo dicho, cosas que pasan...
La semana pasada se celebró un interesante encuentro con Ana Oncina en el Aurrez Aurre que organiza cada varios meses el Azkuna Zentroa de Bilbao. El pasado Salón del Cómic de Getxo ya estuvo la autora por aquí; pero, en esos momentos, estuve centrado en otros objetivos. Preferí aguardar a una ocasión como esta. La charla estuvo muy entretenida y en la misma Ana nos acercó los orígenes de esta pareja de personajes y los miedos que le asaltaron con el éxito. También nos anunció un nuevo álbum de Croqueta y Empanadilla para inicios del año que viene. Tras la conversación, que logró llenar el local, se celebró una sesión de firmas en la que la artista se empleó a fondo. Yo me situé entre los primeros y me llevé este genial sketch de los dos protagonistas de la serie. Por cierto, Ana, quien anda metida ahora mismo en la producción de la revista Voltio, se pasará también este año por Getxo para presentar su último número.
La pasada semana se celebró en Bilbao un encuentro con Emma Ríos. Durante el mismo, la artista nos acercó su sistema de trabajo y nos contó cuál fue su periplo profesional hasta llegar a Image. También habló del funcionamiento empresarial de esta editorial. Muy interesante. Tras la charla hubo una sesión de firmas. Yo le llevé un ejemplar de Captain Marvel. El Bella Muerte ya me lo había dedicado hace dos años en Getxo. Lamentablemente se había dejado las acuarelas en el Hotel con lo que el dibujo tan solo lo realizó con un rotulador. En cualquier caso me regaló una estupenda dedicatoria. Muchas gracias, Emma.
Hace tres semanas se celebró en la Alhóndiga de Bilbao una charla con el multipremiado David Aja. Sin duda la entrevista resultó enormemente interesante. El autor acercó a todos los presentes sus sistemas de trabajo dejando bien claro por que ha sido galardonado en varias ocasiones con un Premio Eisner. Fue una delicia escuchar las explicaciones que nos ofreció a los asistentes respecto a la narrativa de sus páginas. El cuidado y rigurosidad que pone en cada una de sus viñetas es digna de admiración. Antes del inicio del acto estuvo firmando un par de cómics para la Biblioteca Municipal, lugar donde se celebraba el evento. En ese momento me dieron la oportunidad de que le entregara mi cómic para que me lo firmara. Dio la casualidad que llegué algo antes y estaba prácticamente solo con él. Dado que últimamente compro los cómics de superhéroes en digital, básicamente porque ya no me entran en casa, había pasado minutos antes por una tienda para comprar un ejemplar de Hawkeye. Él lo cogió y allí mismo, de pie, se puso a dedicármelo. Decidí no pedirle nada en concreto y dejarle a él la elección. Para mi sorpresa me dibujó al perro Lucky que incluso llega a protagonizar una historia de este volumen. Por cierto, gracias a esta charla me pude quitar una espinita que tenía clavada desde hace tiempo y es que el autor se había pasado hacía unas meses por un comercio especializado de Bilbao y no pude acudir por cuestiones laborales. De hecho intenté llegar pero para cuando lo hice la tienda ya había cerrado. Afortunadamente, en esta ocasión sí que pude cumplir mi deseo.
El pasado Jueves se celebró en la Alhóndiga de Bilbao un encuentro con Miguelanxo Prado. Fue de lo más entretenido. Estaba enfocado en su último trabajo "Ardalén". El artista demostró a los asistentes que es bastante perfeccionista cuidando hasta el último detalle los espacios por los que se mueven los personajes. Para ello no duda en dibujar planos aéreos del pueblito en el que se desarrolla la historia para que todo esté en su sitio en cada viñeta. También realiza planos de los espacios interiores. Todo para que no se produzcan defectos de raccord dentro de una página. Un hombre por tanto meticuloso. Sin duda, se nota en sus comics que estudió arquitectura. Tras la charla, dado que cerraban la Biblioteca, Miguelanxo bajó a un bar para dedicar allí sus comics a los presentes. Por circunstancias imprevistas que no desvelaré aquí yo terminé en primera fila durante el encuentro con lo que terminé también el primero de la cola, esta se había formado ya en las instalaciones públicas. Aunque en este caso no había nada que temer, todo el que quiso se llevó un sketch a casa. Como yo ya tenía firmado mi ejemplar de "Ardalén" le llevé la última edición de "Trazo de tiza", otra de sus obras más conocidas. En su primera página Miguelanxo dibujó un sketch muy, muy bonito.
Un par de días antes de acudir a la charla de Sandra Uve consulté en la web de la librería Joker qué material tenían de ella. Allí me apareció el cómic Siempre la Misma Historia, un álbum que incluye varias historias de Juan Berrio dibujadas por diversos artistas. Acudí con un amigo al establecimiento y pregunté por él. En realidad, la intención era que se lo llevara él. La cuestión es que el vendedor se metió al almacén y tras unos minutos de espera apareció con el ejemplar. Para entonces me quedó claro que mi colega no lo quería así que decidí llevármelo yo. Después del esfuerzo que se habían tomado no lo iba a devolver. Así que me encontré con que tenía dos libros de Sandra Uve para esta ocasión. A la charla llevé ambos con la esperanza de que no hubiera muchísima gente en la sesión de firmas y me pudiera firmar los dos. Como ya os he mostrado, primero le pasé su último trabajo, Supermujeres Superinventoras y me lo firmó. Tras ello, me fui y me coloqué el último de la cola. Que es como creo que hay que hacer estas cosas. No estoy en contra de que la gente le lleve al autor varios tomos a firmar con sketch; pero lo haces de uno en uno y cada vez te pones al final de la fila. Luego ya es decisión del autor si desea firmarte dos o no. Perfectamente respetable, por cierto. Si todos hacemos lo mismo, pedir dos o tres firmas en nuestro turno (que lo he visto con mis propios ojos en cada sesión) monopolizamos al autor y al final hay gente que o se queda sin firma o le toca una rápida porque no hay tiempo. No es justo. Lo dicho, tras una corta espera dado que la cola era corta, volví a estar frente a la artista y le pasé mi ejemplar de Siempre la Misma Historia. Sandra me dedicó un magnífico sketch. Una dedicatoria que, para mi sorpresa, me gustó mucho más que la primera. Qué suerte haber comprado casi por casualidad ese cómic.
