Así llegamos a las últimas horas del tercer día. En la casa de cultura se celebraba la charla de Mahmud Asrar. Como es habitual, tras la misma había una sesión de firmas. También de David Rubín, Julie Maroh o David Baldeón. Nada más terminar me coloqué en la cola de Mahmud. No quería que me pasara como con Matteo Scalera que firmó a todo el mundo y yo no acudí pensando que sería cierto el rumor de que no iba a dibujar a nadie. La cuestión es que se formó una enorme aglomeración de gente sobre el escenario. Era lógico, había un gran nivel de autores firmando y, como siempre, la guillotina del horario de cierre del local se cernía sobre todos. Esta vez tuve muchísima suerte y fui el último al que dibujó algo. El resto tuvo que salir fuera del edificio y conformarse con que les firmaran algún cómic. Yo le pedí una X-23. Mahmud me dijo que no tenía nada característico en el busto y que si me daba igual. Yo le respondí afirmativamente. Al final, tuvo la iniciativa de escribir ese "Snikt" que deja bastante claro de quién se trata. El tercer día concluía así con la sensación de que algo empezaba a calentarse en Avilés. Tres días hicieron falta para que el espíritu de estas Jornadas comenzaran a sentirse en la localidad asturiana. Con todo, una vez más quedaba al descubierto uno de los grandes problemas de este evento. Los horarios de cierre de los edificios públicos. Un grave problema que torpedea año tras año las sesiones de firmas. Una de dos, o se cierra mucho más tarde o se adelantan los horarios de las charlas. No puede ser que las sesiones de firmas no lleguen a durar ni una hora con autores tan internacionales como los que trae Avilés. No entiendo que en veintitantos años de Jornadas nadie ponga remedio a este problema.
analíticas
miércoles, 30 de septiembre de 2015
Sketch de X-23, por Mahmud Asrar
Así llegamos a las últimas horas del tercer día. En la casa de cultura se celebraba la charla de Mahmud Asrar. Como es habitual, tras la misma había una sesión de firmas. También de David Rubín, Julie Maroh o David Baldeón. Nada más terminar me coloqué en la cola de Mahmud. No quería que me pasara como con Matteo Scalera que firmó a todo el mundo y yo no acudí pensando que sería cierto el rumor de que no iba a dibujar a nadie. La cuestión es que se formó una enorme aglomeración de gente sobre el escenario. Era lógico, había un gran nivel de autores firmando y, como siempre, la guillotina del horario de cierre del local se cernía sobre todos. Esta vez tuve muchísima suerte y fui el último al que dibujó algo. El resto tuvo que salir fuera del edificio y conformarse con que les firmaran algún cómic. Yo le pedí una X-23. Mahmud me dijo que no tenía nada característico en el busto y que si me daba igual. Yo le respondí afirmativamente. Al final, tuvo la iniciativa de escribir ese "Snikt" que deja bastante claro de quién se trata. El tercer día concluía así con la sensación de que algo empezaba a calentarse en Avilés. Tres días hicieron falta para que el espíritu de estas Jornadas comenzaran a sentirse en la localidad asturiana. Con todo, una vez más quedaba al descubierto uno de los grandes problemas de este evento. Los horarios de cierre de los edificios públicos. Un grave problema que torpedea año tras año las sesiones de firmas. Una de dos, o se cierra mucho más tarde o se adelantan los horarios de las charlas. No puede ser que las sesiones de firmas no lleguen a durar ni una hora con autores tan internacionales como los que trae Avilés. No entiendo que en veintitantos años de Jornadas nadie ponga remedio a este problema.
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