Y así llegamos a la primera tarde del Salón del Cómic de Getxo. El momento en que realmente empieza el evento. Varios de mis objetivos principales iban a tener sesiones de firmas. Había que distribuirse bien para conseguir el mayor número de dedicatorias y así estar algo más libre el Sábado. A las cinco de la tarde, tenía una Genie Espinosa. La autora del cartel de este Año del Salón. Un cartel, por cierto, muy chulo. Para empezar bien me coloqué ya en el stand para ser el primero en la sesión de firmas. La verdad es que no ha habido prácticamente problemas en todo el certamen. Ha sido bastante local y las colas no han sido muy largas. Realmente había tiempo de sobra para conseguir todo lo que uno quisiera. La autora me dedicó el cómic con uno de los personajes que aparecen en la portada. También de espaldas. Arrancaba así con buen pie este último Salón del Cómic de Getxo.
Las mañanas de los Viernes son muy tranquilas en el Salón del Cómic de Getxo. Solo había programada una sesión de firmas en un stand a última hora. Garazi Albizua y Olga Carmona firmaban su trabajo, La Apuesta de Cloto. Sin embargo, se retrasaron tanto (como cuarenta minutos) que tuve que desistir y marcharme a comer para encarar la tarde en condiciones. Lo que sí que pude es aprovechar para comprar un Entre Tinieblas y que me lo firmara Jordi Bayarri. El autor está fijo en el stand de Anillo de Sirio y te puede dedicar sus cómic en cualquier momento. Ese era el mejor.
Este pasado fin de semana se ha celebrado en Getxo el Salón del Cómic. Un evento que, pese al triste descenso continuado de presupuesto, ha mantenido un nivel bastante respetable con decenas de autores invitados. La mayor pega, la práctica ausencia de representantes del cómic americano. Reducida exclusivamente a dos autores locales. El guipuzcoano, Ángel Unzueta, y el cántabro afincado en Guipuzcoa, Álvaro Martínez Bueno. Este último recordemos reciente ganador de un Premio Eisner por su serie The Nice House on the Lake. Lo que le daba un valor especial. Ah, y regresaron al Salón los autores internacionales. Aunque tímidamente. Únicamente con la presencia de Emile Bravo. Ojalá eso cambie para futuras citas y traigan al menos dos. A destacar también el hecho de que no hubiera carpa. La Plaza de las Arenas está en obras y hubo que trasladar el evento a una calle anexa y a la Plaza situada junto a la Casa de Cultura, donde suelen celebrarse los actos oficiales del Salón. Según me comentó una librera, notó que había mucho más movimiento de gente. Todavía era pronto para hablar de ventas pero se les veía satisfechos. Mis objetivos principales de este Año eran Álvaro Martínez, Fernando de Felipe, Jesús Alonso Iglesias y Núria Tamarit. A Emilé le dejo fuera dado que ya conseguí cuatro sketches suyos en Jaca este mismo Año. También vaya casualidad...Mi primer contacto con Getxo fue ya el Viernes por la mañana. Casi más para saborear el ambiente salonero que para otra cosa dado que a esas horas no suele haber sesiones de firmas oficiales. Estaba lloviendo. A ratos bastante. Pero afortunadamente a la hora comenzó a aclararse el día y no supimos más de la lluvia durante el resto del certamen. Lo primero que hice fue acercarme al stand de Studio Cómics y comprar varias grapas americanas. Además tenían la carpeta habitual de originales. Sobre todo de Sergio Dávila. Encontré esta página de Red Sonja a un precio reducido. Dado que ya no suelo acceder a páginas originales y esta estaba muy rebajada la compré sin darle muchas vueltas. Así arrancaba para mí el Salón de 2022.
En la Librería Joker ya es casi una tradición que un día antes del inicio del Salón del Cómic de Getxo se celebre una sesión de firmas con alguno de los invitados. En este caso, con Laura Pérez. Es una oportunidad excelente para hacerse con una dedicatoria y estar algo más libre en los siguientes días. Durante la charla, la autora explicó la importante influencia que tienen en sus historias los extraños sueños que suele tener. Tras la presentación, comenzó la sesión de firmas. En su último trabajo, Espanto, la artista dibuja un brazo fantasmal como sketch.
Este pasado Mes de Septiembre se ha celebrado en Pamplona el Salón del Cómic de Navarra. Sin duda, un evento diferente al resto. En vez de celebrarse durante un fin de semana se extiende durante todo el Mes. Eso hace que sea un certamen bastante local. Una de esas semanas coincidían en la ciudad Anabel Colazo, autora del cartel, y Jaime Martín. Los dos autores me interesan mucho lo que me animó a trasladarme a Pamplona. Hay que tener en cuenta que mi hermana vive allí. Lo que me da cierta ventaja. El Jueves era el día de Anabel. Me acerqué a la sesión de firmas que se celebraba en un comercio de libros infantiles. Estaba todo demasiado tranquilo. Pregunté y me llevé una enorme sorpresa al descubrir que la artista había enfermado y que había suspendido el viaje. Según me comentaron, la organización había informado del contratiempo; pero yo no me enteré. Cosas que pasan...El Día siguiente era el de Jaime Martín. En esta ocasión, el evento tuvo lugar en la tienda de cómics TBO. Qué de recuerdos de mis Veranos de jovencito comprando cómics allí. Qué nostalgia. Cuarenta minutos antes me acerqué a la tienda. Ya estaban esperando tres aficionados. Con el paso de los minutos fueron llegando más. Cuando apareció por allí el autor se sorprendió al ver la cola. Pero lo peor fue cuando le comentó el dueño de la tienda que tenía varios tomos encargados en el mostrador. Esos me los llevaré al Hotel, contestó Jaime. La verdad es que es supermajo. Un artista siempre agradable y atento con quien le pide una firma. Y, además, muy humilde. Da gusto gente así. Cuando llegó el turno del chico que estaba delante mío le pasó un cómic. Le dijo que era para un amigo que no podía venir y que luego le daba el suyo. Jaime se quedó un poco sin saber qué hacer. Dijo que no sabía cuales eran las normas de la firma. Que, quizás fuera un cómic por persona, y que si quería otro tendría que volver a hacer la cola. Algo que considero hubiera sido lo lógico. Sea como fuere le firmó los dos sin repetir la cola. Es cierto que Jaime no puso mayor pega; pero, por parte de los aficionados, debería haber un respeto para la gente que está esperando detrás. Del resto nos olvidamos con demasiada facilidad. Es una cuestión de educación. Más cuando el artista tan solo tenía una hora para la sesión. Son cosas que considero se deberían controlar más por parte de la organización de los Salones. Muchas veces todo queda en manos de los autores. Poniéndoles en una situación incómoda. Y, claro, eso no está bien. Y, lo repito, debería controlarse no solo por respeto al autor. También por respeto a toda la gente que hace la cola. Ya lo sé. Soy un llorica. Un llorica que llora en el desierto. Conste que a mí no me afectaba lo más mínimo. Que yo iba el siguiente. Por cierto, Jaime me dedicó el cómic con un sketch espectacular. El viaje valió la pena.
Tras conseguir la dedicatoria de Emilé Bravo me fijé en que solo había una persona a mi espalda. Era Domingo y el número de visitantes al Salón era muy reducido. Pensé que era una genial oportunidad para hacerme con un segundo número de la serie para que me lo dedicara el artista. No tendría que aguardar colas y tampoco perjudicaría a nadie. Regresé al puesto del comercio de Pau y pedí otro número de Jules. Con este, regresé a la cola y, poco después, el artista me lo dedicó. Solo diré que salí esa mañana con un sabor superagridulce de Jaca. Ojalá se hubiera mantenido el plan inicial y no hubiera pasado ese día por el Salón. Fue maravilloso pero el Domingo pasó algo que me dejó las tripas revueltas. No lo contaré porque no quiero que un grupo de palmeros me llamen gilipollas. Lo dejaré para mi grupo de confianza.
El Domingo no tenía previsto acudir al Salón Hispanofrancés de Jaca. Sin embargo, un pequeño cambio de planes me permitió hacerlo. Esa mañana, lo único que me interesaba era la última sesión de firmas de Emilé Bravo. Los visitantes de Zaragoza y alrededores habían abandonado Jaca y quedaba poquita gente en el evento. Minutos antes de la hora me situé claramente cerca del lugar donde se celebraba con un cómic de Jules bien a la vista para que no hubiera dudas sobre qué hacía allí. Más tarde apareció una mujer que claramente me vio aguardando. Tras otear el ambiente se fue un rato. Algo después regresó y, para mi sorpresa, se situó con todas sus narices, frente al stand. Como diciendo soy la primera. Me quedé bastante flipado digiriendo su mala educación; pero decidí pasar del tema. Emilé es rápido haciendo los sketches. Qué importancia tenía esperar un minuto más...Pero, vamos...que la gente es la pera. Llegado mi turno, le pasé al autor mi cómic de Jules y me lo firmó amablemente.
