Así llegó la hora de la última sesión de firmas del Sábado por la mañana. La de Manuel Granell. Yo le llevaba su último trabajo, ¡Jaca Sublevada! que había comprado minutos antes en un stand y que ya me había firmado su guionista, Juanarete. El autor me completó este sketch usando una técnica diferente a la de los otros dibujos que tengo suyos en un par de libros. Así concluía mi visita matutina al Salón Hispanofrancés de Sabiñánigo. Y fue tan sumamente bien que decidí darme fiesta por la tarde y disfrutar del entorno de esta localidad. Ya habría tiempo el Domingo de rematar el evento.
Para poner las cosas aún más difíciles a este revivido Salón Hispanofrancés, se tuvo que celebrar algo más tarde de lo habitual coincidiendo además con uno de los eventos más importantes del sector, el de Avilés. Pese a todo, los fieles a Jaca regresamos, sin dudarlo, a Sabiñánigo. Yo lo que busco fundamentalmente es un certamen tranquilo. Sin codazos, guerras ni decepciones. Algo que vi en exceso en su día en el Salón de Avilés donde incluso se formaban listas de aficionados para que los dibujantes, durante el evento, realizaran sus sketches en ese orden. Y, por si no fuera poco, en estas se llegaba a meter a gente que ni tan siquiera estaba allí. Vamos...quienes manejaban el cotarro metían a sus amiguetes. Para mi eso fue la puntilla definitiva que me alejó totalmente de aquel Salón. No sé si se habrá conseguido eliminar ese cáncer. Lo cierto, es que ya relaciono Avilés con frustración y procuro evitarlo. Prefiero citas más relajadas como la de este Salón Hipanofrancés. A pesar de que tengo que renunciar a los grandes invitados internacionales, especialmente los americanos. Bueno...vayamos al cotarro. Andando entre los stands me di cuenta que en la mesa de las sesiones de firmas oficiales ya estaba sentado Manuel Granell. Todavía quedaba media hora para las seis de la tarde así que me acerqué a preguntarle si ya estaba listo para empezar. Él me contestó que sí. Yo le llevaba de casa el cómic ¡Cava y Calla! que cuenta la historia de Marcelo Usabiaga durante la guerra civil y el franquismo. El autor me lo dedicó, muy cordialmente, con este sketch del protagonista.
La siguiente sesión de firmas correspondía a Manuel Granell, Juanarete y Tito. Mi principal objetivo era el tercero que ya apareció por la zona mientras Alex Macho terminaba mi sketch de Feroce. Pero dado que la silla estaba ocupada se marchó durante unos instantes. Quien sí pudo ocupar su sitio fue el autor Manuel Granell, de este yo llevaba en mi cartera un ejemplar de Plomo y Gualda. Tan pronto concluyó Alex, mi mano fue a buscarlo. Se lo entregué y el artista me regaló este bonito sketch con un sombreado muy mexicano. El libro relata el esfuerzo por trasladar a México a republicanos españoles exiliados en Francia tras la Guerra Civil. De ahí la combinación de colores. El libro también me lo firmó su guionista, Juanarete.
