Por fin llegó el momento que tanto estaba esperando. La sesión de firmas de Thierry Robin. Suyo había comprado un ejemplar de La Muerte de Stalin. Me dirigí al stand donde debía acudir el autor y vi que tan solo había una mujer esperando. Me puse detrás. Poco después, apareció por allí el artista y comenzó a dedicar los libros. Realizó sketches fabulosos a lápiz. Todos ellos de un tamaño importante, el mismo que tiene el libro. A mí me correspondió el rostro de un militar soviético. Como digo, magnífico. Ah. Se me olvidaba. Aquí viene una de las anécdotas del Salón de Jaca. Thierry quiso tener el detalle de dedicar el cómic en castellano. A su lado, tenía a Juanfer Briones. Le preguntó como se decía en nuestro idioma "pour" a lo que Juanfer contestó equivocadamente "por". Yo no me percaté del error hasta que llegué al lugar donde me alojaba y contemplé la dedicatoria. Por Gonzalo en vez de para Gonzalo. Ja, ja, ja. Cosas que pasan.
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domingo, 11 de septiembre de 2022
Sketch de La Muerte de Stalin, por Thierry Robin
Por fin llegó el momento que tanto estaba esperando. La sesión de firmas de Thierry Robin. Suyo había comprado un ejemplar de La Muerte de Stalin. Me dirigí al stand donde debía acudir el autor y vi que tan solo había una mujer esperando. Me puse detrás. Poco después, apareció por allí el artista y comenzó a dedicar los libros. Realizó sketches fabulosos a lápiz. Todos ellos de un tamaño importante, el mismo que tiene el libro. A mí me correspondió el rostro de un militar soviético. Como digo, magnífico. Ah. Se me olvidaba. Aquí viene una de las anécdotas del Salón de Jaca. Thierry quiso tener el detalle de dedicar el cómic en castellano. A su lado, tenía a Juanfer Briones. Le preguntó como se decía en nuestro idioma "pour" a lo que Juanfer contestó equivocadamente "por". Yo no me percaté del error hasta que llegué al lugar donde me alojaba y contemplé la dedicatoria. Por Gonzalo en vez de para Gonzalo. Ja, ja, ja. Cosas que pasan.
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