A esas alturas, solo tenía dinero para un álbum más y en Baionakomiki seguía habiendo un montón de autores. Tenía que afinar y escoger bien el último disparo. Estuve dando vueltas varias veces por allí. Sobre todo, esperando por si se sumaba a la sesión de firmas algún otro artista. Os recuerdo que entre los invitados de este año estaban: Stéphane Martinez, Erik Arnoux, Patrice Lesparre, Wilfrid Lupano, Sylvain Brosset, Marc Large, Jean Luc Garrera, Lulu Inthesky, Amandine, DRAC, Philippe Charlot, Loran Crenn, Nicolas Demare, Christian Paty, Philippe Tastet, Gilles Lasserpe, Rodolphe Urbs, Tignous, Sebastien R. Cosset o Georges Abolin.
Y eso sin contar a los autores que ya me habían realizado una dedicatoria: Joël Callède, Xabier Fourquemin, Jean Bastide, Arnaud Poitevin y Nicolas Tabary. A los que hay que añadir a Davir Morancho que solo estuvo por allí el primer día. Una lástima. Por la mañana, había visto alguno que me había interesado, un ejemplo es DRAC, pero no habían vuelto a aparecer por la tarde. Como no podía esperar decidí actuar. El elegido fue Fred Campoy. La pena es que en el puesto de venta de cómics solo tenían el último número de su trabajo, Karma Salsa. El tres. A mí me suele gustar comprar el primero, como es lógico. Me acerqué a la mesa que compartía con Joël Callède y le pasé el cómic. Inmediatamente comenzó a dibujar a una de las protagonistas del álbum, Melissa. El dibujo que completó es una maravilla y quedé muy contento. Había acertado al elegirle. Tocaba regresar a casa. Eso sí, tremendamente feliz y con un buen número de nuevos originales para mi colección. Espero volver el año que viene.
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