Después de comer, regresé al recinto donde se celebraba el certamen dedicado al BD. En esta ocasión, mi mujer se marchó a visitar el centro de la ciudad mientras yo saciaba mi afán de coleccionista. Sin embargo, llegué demasiado pronto y todas las mesas estaban vacías. Sí que iban llegando aficionados pero cada uno se colocaba haciendo cola en la mesa que le interesaba. Yo me quedé esperando a ver qué autores había por la tarde dado que no tenía ni idea y no quería arriesgarme a comprar cómics en francés que se quedaran sin dedicatoria. Poco a poco, llegaron los primeros artistas a ocupar sus espacios. Uno de ellos era Xabier Fourquemin. Su estilo de dibujo me gustó y decidí comprar el primer número de su Le Train des Orphelins. Se lo entregué y me dibujó a Madame Goswell, una viuda con un importante papel en su historia.
analíticas
jueves, 9 de octubre de 2014
Sketch de Madame Goswell, por Xabier Fourquemin
Después de comer, regresé al recinto donde se celebraba el certamen dedicado al BD. En esta ocasión, mi mujer se marchó a visitar el centro de la ciudad mientras yo saciaba mi afán de coleccionista. Sin embargo, llegué demasiado pronto y todas las mesas estaban vacías. Sí que iban llegando aficionados pero cada uno se colocaba haciendo cola en la mesa que le interesaba. Yo me quedé esperando a ver qué autores había por la tarde dado que no tenía ni idea y no quería arriesgarme a comprar cómics en francés que se quedaran sin dedicatoria. Poco a poco, llegaron los primeros artistas a ocupar sus espacios. Uno de ellos era Xabier Fourquemin. Su estilo de dibujo me gustó y decidí comprar el primer número de su Le Train des Orphelins. Se lo entregué y me dibujó a Madame Goswell, una viuda con un importante papel en su historia.
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