Hace como dos Meses, Dustin Nguyen sacó a la venta en su página web unas cuantas ilustraciones. Los precios no eran baratos; pero eran medianamente asequibles. Rondando lo que me puedo permitir en estos momentos. La pega es la de siempre, las aduanas que no perdonan. Pero ese problema ya lo solventaría cuando llegara el paquete. Cuando entré en la tienda ya se habían vendido unos cuantos de los dibujos aunque todavía había material interesante. Yo, en concreto, huyo de los chibis. Afortunadamente no solo quedaban versiones aniñadas de los personajes. Había por ahí varios Batmans, alguna Poison Ivy, un Pingüino...y este Hellboy. Había sacado a la venta dos diablos rojos aunque en uno de ellos ya ponía la etiqueta de vendido. Por suerte, el que quedaba libre me gustaba más que el otro. Así que lo compré. Confieso que no soy muy fan de este personaje. Le tengo un poco de manía. En cierta forma es el culpable de la práctica desaparición del mundo del cómic del que era mi artista favorito, Mike Mignola. Pero la ilustración de Dustin es excepcional. Siendo un dibujante tan bueno no era de esperar menos.
Esta fue una sesión de firmas un tanto surrealista. Álvaro Martínez acudía a su localidad natal, Torrelavega, para celebrar allí un encuentro con los aficionados. Como ya sabréis, el autor en la actualidad vive en San Sebastián. Era el Día de los Inocentes en plenas Navidades. Por tanto, es fácil suponer que el artista habría acudido a Cantabria para estar con los suyos durante esas fechas y aprovechó para celebrar un evento en su ciudad. La cita estaba fijada a las siete de la tarde. Yo acudí al comercio sobre las cinco por si se repartían números y para comprar un cómic. Los de Álvaro ya los llevaba de casa; pero como deferencia con la Librería compré otro que me interesaba y que nada tenía que ver con la sesión de ese día. La cuestión es que a la hora de pagar el libro aproveché para preguntarle al librero si se estaban repartiendo números. A él poco más le da un ataque de risa. Me contestó que no, todo convencido. Como si mi pregunta fuera una locura o una marcianada. ¿Qué se piensa este que va a ser esto? pensaría. Salí del comercio confiando en lo que me había dicho. Me fui a hacer tiempo tomando algo en una cafetería. Sobre las seis y cuarto regresé a la tienda. Allí ya había cuatro o cinco personas esperando. Y alguno más comprando cómics de Álvaro así que me situé en la cola. Tal y como yo había imaginado en cuestión de minutos la fila se hizo más y más grande. Puntual, apareció Álvaro. Tras cortar algo de comida y descorchar alguna botella en el patio de la librería comenzó directamente la sesión de firmas. Al librero se le veía agobiado. Le escuché como contaba a algún cliente que se le había acercado un chico pidiendo número y que le había contestado que no repartían y que poco después apareció otro con la misma inquietud. En ese momento, comentaba, se le encendieron todas las alarmas. Cuando Álvaro estaba centrado en su tercer sketch, se acercó el hombre a él y le metió prisa. Nos van a dar las dos de la madrugada, la cola ya sale de la tienda y llega a la carnicería. Ni que decir tiene que estaba flipando. Para rematar la cosa le propuso al autor que en vez de hacer un dibujito a la gente que se hiciera una foto con ellos y puerta. Alucinante. Este hombre parecía no tener ni idea de quién era el autor que visitaba su tienda y se veía sobrepasado. O, si lo conocía, no había medido bien la trascendencia del evento. Llegado mi turno, el artista me preguntó qué personaje quería y se disculpó porque no iba a poder dedicarme mucho tiempo. Yo le dije que estuviera tranquilo, era perfectamente comprensible. Francamente, yo pensaba que me iba a caer un Batman directo. Le propuse una Erica Slaughter. Le encantó la idea. En apenas dos minutos completó este magnífico sketch. Ni que decir tiene que salí muy contento de la Librería. Cruzándome en la calle con la gente que aguardaba todavía en la cola. Había para rato. El dueño de la tienda no iba a poder cerrar a la hora.
Durante el último Salón del Cómic de Zaragoza, la Editorial Cósmica dio la posibilidad de conseguir el cómic Gilgamesh dedicado por su autor, Arnau López. Había dejado pasar unas cuantas veces esa posibilidad; pero, en esta ocasión, me pilló en buen momento. Así que aproveché y lo encargué. Lo que no me esperaba para nada es semejante dibujazo del artista. Se ha currado un Gilgamesh digno de una portada. Pasote de sketch. Muchísimas gracias por dedicarme tanto tiempo, Arnau. Ah...Se me olvidaba, encima la ilustración ha llegado en hoja aparte.
Junto a las dos ilustraciones de Breathers de Justin Madson el autor incluyó un sencillo sketch dibujado en un pequeño trozo de folio. En concreto, de un personaje de la serie. Muchas gracias por el detalle, Justin. Dado que me ha sido imposible comprar el número siete a través del propio artista por la muerte del editor al final he tenido que recurrir a Ebay. Mira que podía haberlo hecho por el Previews en mi librería. Maldita sea...
Esta es la ilustración de Breathers de Justin Madson que me llevó a repetir un pedido en el comercio virtual del artista. Está muy chula. Ahora mismo el autor está realizando dibujos de personajes de Marvel y DC. Cambiando un poco de registro. Lo cierto es que son algo caros para lo que yo busco y, en segundo lugar, he tenido tan mala experiencia con las aduanas que me retrae a la hora de repetir compra. A ver si se me pasa y me vuelvo a animar algún día.
Hace ya un tiempo que le pedí al autor Justin Madson que me guardara esta ilustración para incluirla en el pedido que tenía pensado hacerle del número 7 de su cómic Breathers. Lo cierto es que el editor encargado de la publicación de dicho título murió y no llegó a enviarle al artista ninguna copia del mismo. A pesar de todo, Justin me guardó el dibujo para alguna futura ocasión. Recientemente, sacó a la venta varias ilustraciones relacionadas con ese cómic. Una de ellas me gustó mucho y la compré. Junto a esta incluí en el pedido la que me guardó perteneciente a la serie de este autor Carbon. Tras una larga espera, por culpa de las dichosas aduanas en las que me pidieron todo tipo de documentación para poder recibir el paquete, por fin está en casa.
Recientemente, el ilustrador Fernando Vicente ha publicado un libro que recoge un amplio resumen de su trayectoria profesional. El tomo es magnífico y vale mucho la pena. Yo me lo autoregalé por Olentzero. Y es de esos que hay que tener firmado como sea. No fue complicado. El autor se ha paseado por varios comercios del país para dedicarlo y era posible obtenerlo personalizado vía online. La dedicatoria es preciosa como se puede ver. Un libro absolutamente genial rematado con un no menos maravilloso sketch. Bravo.
