Justo en el stand de enfrente de donde estaba firmando Enrique Vegas descubrí a Víctor Santos. De él tenía en mi mochila un cómic que firma como guionista. Sin embargo, me percaté que en la mesa había un gran número de ejemplares de Polar, La Caída del Kaiser. Serie con la que ha triunfado en todo el mundo y de la que incluso se ha hecho una película en los USA a través de la plataforma Netflix. Entretenida, por cierto. Lo destacable del caso es que todavía no había llegado la fecha de salida de este cómic. Estos ejemplares eran, por tanto, los primeros que se ponían a la venta. Me decidí a olvidarme de mi mochila y compré uno de los cómics. Llegado mi turno, se lo entregué a Víctor y me realizó un estupendo sketch. Como siempre. Antes me preguntó si me parecía bien que me dibujara al Kaiser viejo a lo que respondí afirmativamente. La verdad es que Víctor es fantástico a la hora de las dedicatorias. Es un artista supergeneroso. Nunca repite sketch y tiene un sentido de la composición como pocos. Un autor diez.
Una vez llegado mi turno, le pasé a Enrique Vegas un ejemplar del primer número de Kobe. Le hizo mucha ilusión. Al fin y al cabo este es un proyecto muy personal. Escapando de las habituales parodias de películas y series que suele realizar. Con mucho acierto, por cierto. Como siempre, me completó un fantástico sketch en cuestión de minutos. Con enorme rapidez. Un grande.
La siguiente sesión de firmas en la que estaba interesado la tenía por la tarde, así que regresé a la zona de la carpa. Dado que el día anterior había completado un buen número de objetivos secundarios pude pasear por la misma con cierta tranquilidad. Observé con calma qué opciones tenía. De pronto, descubrí que en uno de los stands se encontraba Enrique Vegas. Este autor tan solo iba a estar ese día en Getxo así que decidí quedarme en la cola. En ese momento, estaba firmando algunos cómics de Juego de Tronos a unos compradores. Sobre la mesa me percaté que tenía una carpeta de originales. Les pedí, por favor, que me la acercaran. En su interior llamaron, sobre todo, mi atención algunas ilustraciones de personajes de cómic americano. Su precio era muy razonable así que escogí la de Wonder Woman y la compré sin darle muchas vueltas. Me encanta.
Comenzamos con la segunda Jornada del Salón del Cómic de Getxo. La más abultada en cuanto a citas y la que incluía el mayor número de invitados. Además unos cuantos de ellos del género superheróico. Ellos eran mi principal objetivo. Y, entre estos, quizás los más destacados para mí eran Pepe Larraz y Salva Espín. En el caso del primero porque me gusta mucho. En el del segundo porque era la primera vez que coincidía con él. Lamentablemente Salva solo pudo quedarse en la localidad vizcaína uno de los dos días que estaban previstos. Precisamente, su sesión de firmas abría la zona oficial. Yo madrugué para estar bien situado. Junto al artista firmaba Dani Lagi, el de Strip Marvel. A la hora prevista llegaron ambos y comenzó la sesión. Yo estaba situado el tercero o cuarto, no recuerdo bien. Rápidamente me percaté que Salva despachaba con celeridad a cada uno de los presentes. Llegado mi turno comprobé que se limitaba a hacer un sketch rápido. En mi caso, de Wolverine. Le había llevado un Lobezno: Primera Clase. Confieso que me quedé un poco frío. Esperaba un poco más. No sé por qué fui con la idea de que se preocupaba un poco más a la hora de dedicar los libros. Quizás el hecho de que ambos protagonistas compartían la misma cola le agobió un poco al ver lo larga que era. Sea como fuere, salí contento de allí. El sketch es muy sencillo pero está bien.
La esperaba superaba ya de largo la media hora y desde la organización nos pedían calma. Venir va a venir y os va a dedicar los cómics aunque tenga que salir un poco más tarde, nos decían. Tan solo nos manteníamos dos personas en la cola así que no había problema en ese sentido. Yo al menos estaba más tranquilo gracias a la amabilidad de Marika Vila quien me había dedicado un sketch. A cinco minutos del cierre de la sesión de firmas apareció por fin Gabrielle Bell. La pobre estaba empapada por la lluvia y superapurada. Se notaba que sentía mucho el error. Se sentó rápidamente en su mesa. Le pasé mi ejemplar de Cecil y Jordan en Nueva York y me preguntó si quería algo en especial. Le dije que lo que ella quisiera. Lo pensó un poco y comenzó a dibujar. Rápidamente me percaté que se estaba dibujando a ella misma. En realidad estaba retratando la situación. Más vale que valga la pena el dibujo. Supongo que por la hora de espera y por la presión de estar grabándola. Ja, ja. Sin duda, valió la pena. Conseguí un divertido y muy especial sketch. Así concluyó para mi el primer día del Salón del Cómic de Getxo. Una magnífica tarde en la que conseguí hacerme con un montón de dedicatorias. Logré completar muchos de mis objetivos secundarios, más alguna sorpresa inesperada, para, en los siguientes dos días, poder centrarme en los principales.
Compré el último trabajo de Gabrielle Bell y me dirigí de nuevo a la zona oficial de Firmas. Allí estaba terminando de dedicar sus libros Javier de Isusi. De este autor me faltan un par de obras; pero este no era el momento de hacerme con ellas. Como ya comenté, demasiados objetivos. A esa hora además de Gabrielle, tenían que pasar por allí Marika Vila y Ulli Lust. De inicio solo estaba la última. Cuando Isusi concluyó su sesión de firmas se acercó a donde yo estaba para saludarme y me trasladó su sorpresa y emoción por el hecho de que estuviera por allí Ulli. Se acababa de enterar al verla. Tras intercambiar unas palabras se marchó. Lo que me dijo me dejó reflexionando. Tenía decidido no añadir a esta artista entre mis objetivos; pero, claro, después de eso me surgieron dudas. Mientras pensaba, allí seguían libres las mesas de Marika Vila y Gabrielle Bell. A Marika le estaban entregando justo en ese momento el Premio del Salón del Cómic de Getxo. Acto que se había alargado un poco. De Gabrielle nadie sabía decirme nada. Por fin, bajó la artista española a su posición de la sesión de firmas. Lo cierto es que no había nadie esperando. Algo que ella ya imaginaba. Esta autora iba a sacar un cómic justo para este certamen pero lamentablemente se había retrasado. A pesar de todo, se acercaron por allí un par de fotógrafos y le pidieron que les hiciera unos dibujos para retratarla. Mientras, desde la organización, me avisaron que Gabrielle Bell se había perdido. Por lo visto, había intentando llegar del Hotel al Salón del Cómic andando y se había extraviado. Además había calculado mal. La distancia entre ambos sitios era de unos cuarenta y cinco minutos de caminata. Así que allí estaba yo, junto a una segunda persona a mi espalda, esperando. A mi izquierda Marika atendiendo a los fotógrafos y a mi derecha Ulli, la artista que tanta ilusión había despertado en Javier de Isusi y de la que yo no tenía nada. Tras atender a los fotógrafos volvió la calma para Marika. Me decidí y me acerqué a ella. En la mesa tenía un montón de folios en blanco. Primero me excusé por no llevarle nada y luego le pregunté si podía hacerme algo parecido a lo que les había hecho a los periodistas. Le comenté que tengo un canal de YouTube donde cuelgo a los artistas dibujando y que me haría ilusión incluirla. Muy amable accedió y comenzó a dibujar. La verdad es que fue todo un placer contemplar a la autora realizando sketch. Al menos, no iba a salir con las manos vacías de esta accidentada sesión de firmas. Lo siento, pero con toda la angustia que pasé durante la espera se me pasó sacar fotografías.
Llegué al Salón del Cómic de Getxo con la intención de conseguir dos sketches de las tres invitadas internacionales del mismo. En principio, me decanté por Judith Vanistendael y Gabrielle Bell. Dejando fuera a Ulli Lust. La verdad, no conocía el trabajo de ninguna de las tres. De la que estaba más seguro era de la primera, Judith. Su último cómic aborda el trabajo de los escoltas en el País Vasco durante los tiempos de ETA. Con un tema tan cercano tenía que leerlo. El guionista es Mark Bellido alguien que sabe mucho del tema dado que lo vivió también en primera persona. Justo tras la sesión de firmas de Max estaba programada otra de ambos autores, Mark y Judith, en la carpa. Así que regresé a la misma. Tras dar una vuelta rápida di con ellos. No había mucha cola. Tras contemplar como firmaba un ejemplar a quien tenía delante me acerqué a ella. Por cierto, habla perfectamente el castellano. Muy amable me dedicó el libro con este fabuloso sketch. No le falta ni la clásica lluvia del Norte.
Justo en el stand de enfrente de donde estaba firmando Enrique Vegas descubrí a Víctor Santos. De él tenía en mi mochila un cómic que firma como guionista. Sin embargo, me percaté que en la mesa había un gran número de ejemplares de Polar, La Caída del Kaiser. Serie con la que ha triunfado en todo el mundo y de la que incluso se ha hecho una película en los USA a través de la plataforma Netflix. Entretenida, por cierto. Lo destacable del caso es que todavía no había llegado la fecha de salida de este cómic. Estos ejemplares eran, por tanto, los primeros que se ponían a la venta. Me decidí a olvidarme de mi mochila y compré uno de los cómics. Llegado mi turno, se lo entregué a Víctor y me realizó un estupendo sketch. Como siempre. Antes me preguntó si me parecía bien que me dibujara al Kaiser viejo a lo que respondí afirmativamente. La verdad es que Víctor es fantástico a la hora de las dedicatorias. Es un artista supergeneroso. Nunca repite sketch y tiene un sentido de la composición como pocos. Un autor diez.
