La esperaba superaba ya de largo la media hora y desde la organización nos pedían calma. Venir va a venir y os va a dedicar los cómics aunque tenga que salir un poco más tarde, nos decían. Tan solo nos manteníamos dos personas en la cola así que no había problema en ese sentido. Yo al menos estaba más tranquilo gracias a la amabilidad de Marika Vila quien me había dedicado un sketch. A cinco minutos del cierre de la sesión de firmas apareció por fin Gabrielle Bell. La pobre estaba empapada por la lluvia y superapurada. Se notaba que sentía mucho el error. Se sentó rápidamente en su mesa. Le pasé mi ejemplar de Cecil y Jordan en Nueva York y me preguntó si quería algo en especial. Le dije que lo que ella quisiera. Lo pensó un poco y comenzó a dibujar. Rápidamente me percaté que se estaba dibujando a ella misma. En realidad estaba retratando la situación. Más vale que valga la pena el dibujo. Supongo que por la hora de espera y por la presión de estar grabándola. Ja, ja. Sin duda, valió la pena. Conseguí un divertido y muy especial sketch. Así concluyó para mi el primer día del Salón del Cómic de Getxo. Una magnífica tarde en la que conseguí hacerme con un montón de dedicatorias. Logré completar muchos de mis objetivos secundarios, más alguna sorpresa inesperada, para, en los siguientes dos días, poder centrarme en los principales.
La esperaba superaba ya de largo la media hora y desde la organización nos pedían calma. Venir va a venir y os va a dedicar los cómics aunque tenga que salir un poco más tarde, nos decían. Tan solo nos manteníamos dos personas en la cola así que no había problema en ese sentido. Yo al menos estaba más tranquilo gracias a la amabilidad de Marika Vila quien me había dedicado un sketch. A cinco minutos del cierre de la sesión de firmas apareció por fin Gabrielle Bell. La pobre estaba empapada por la lluvia y superapurada. Se notaba que sentía mucho el error. Se sentó rápidamente en su mesa. Le pasé mi ejemplar de Cecil y Jordan en Nueva York y me preguntó si quería algo en especial. Le dije que lo que ella quisiera. Lo pensó un poco y comenzó a dibujar. Rápidamente me percaté que se estaba dibujando a ella misma. En realidad estaba retratando la situación. Más vale que valga la pena el dibujo. Supongo que por la hora de espera y por la presión de estar grabándola. Ja, ja. Sin duda, valió la pena. Conseguí un divertido y muy especial sketch. Así concluyó para mi el primer día del Salón del Cómic de Getxo. Una magnífica tarde en la que conseguí hacerme con un montón de dedicatorias. Logré completar muchos de mis objetivos secundarios, más alguna sorpresa inesperada, para, en los siguientes dos días, poder centrarme en los principales.