El pasado Jueves, David Rubín fue el protagonista de la última edición de los Aurrez Aurre organizados por el Azkuna Zentroa de Bilbao. Aunque, por el atasco generado por el fútbol, él y Borja Crespo llegaron con unos minutos de retraso lo compensaron con una charla, como es habitual con David, muy amena, sincera y productiva. Un diez. Tras la misma, se celebró una sesión de firmas. Atípica para mí. Os lo cuento. Como sabéis hubo un problema con la edición de Cuaderno de Tormentas y por momentos se pensó que no llegaría para esta charla. Por esa razón, yo decidí, semanas antes, comprar un ejemplar de La Tetería del Oso Malayo, uno de los pocos cómics que me faltaban de este autor. Sin embargo, finalmente, la edición de Cuaderno de Tormentas se completó antes de los previsto y sí se pudo comprar días antes de la celebración de la charla. Dado que era el tema principal de la misma lo adquirí. Cosas de la vida que ese mismo Jueves salía a la venta el número dos de Black Hammer, donde colabora David con una historia. Encima el autor anunció ese mismo día en las redes sociales que a quien le llevara ese cómic también se lo firmaba junto al otro. Una especie de dos por uno, en definitiva. Yo siempre he criticado a quienes llevan más de un cómic a las sesiones, sin embargo, en esta ocasión, consideré apropiado hacerme con el Black Hammer. Después de todo, lo había pedido el artista. Pero mi dilema era aún mayor. En mi poder tenía tres cómics para esta jornada. Cuando llegó la sesión hablé con algunos compañeros y parece que no se habían enterado de lo escrito por David respecto al dos por uno, lo cual me hizo sentir especialmente incómodo. No hacía más que mirar para atrás a la cola y veía a todo el mundo con un solo ejemplar aguardando su turno. Reconozco que me entraron dudas sobre si darle o no darle el segundo cómic; pero tras meditarlo unos segundos decidí hacerlo. Después de todo era algo que David había solicitado. Llegado mi turno, era el segundo, le pasé el Cuaderno de Tormentas y el Black Hammer. Primero cogió la reedición de uno de sus primeros trabajos y comenzó a dibujar este magnífico sketch. Una especie de diablo que me recuerda mucho al propio Nosferatu. Absolutamente genial.
Hace unos meses, el ilustrador Steven Russell Black inició una campaña para publicar su tercer libro de ilustraciones, titulado Ashes. Dado que yo había participado en su primer crowdfunding y quedé muy satisfecho me animé a aportar dinero otra vez. Por su parte, todo ha ido perfecto. El producto ha llegado estupendamente con un maravilloso sketch del rostro de una mujer negra. El problema lo he tenido con las dichosas aduanas. Os cuento. El producto me costó 35 dólares en total y así venía reflejado en el paquete enviado por Steven. Sin embargo, me lo pararon en aduanas y me han hecho pagar el IVA más la gestión administrativa. En total he tenido que soltar 21 euros más. La cuestión es que el envío de productos entre particulares solo está sujeto a aranceles a partir de los 45 euros. Si el paquete te lo manda una empresa sería a partir de 22 euros. Sin embargo, en el remitente de mi paquete viene bien clarito el nombre Steven Black. Francamente, me siento timado y no sé si puedo hacer algo al respecto. Me temo que poco. ¿Qué os parece? ¿debería llamar o es una pérdida de tiempo y esfuerzo? ¿Y si me quejo donde y como lo hago?
El primer número de Cuchillos Negros llegó con un sketch en su interior de la silueta de un lobo firmado por su autor, Israel Álvarez. Sin duda, una fantástica adquisición. En cuanto salga el volumen dos me lanzaré como un depredador a por él. Ja, ja, ja.
Israel Álvarez inició hace unos meses una campaña de mecenazgo para publicar el primer volumen de su serie Cuchillos Negros. Entre las recompensas existía la opción de hacerse con uno junto con el original de una ilustración de alguno de sus personajes. Además, los 25 primeros la conseguirían a un precio reducido. Ofertas tan magníficas como esa no se deben dejar escapar y me apunté con gran rapidez. De hecho, creo recordar, fui el primero en aportar dinero para esa opción. Tras una corta espera, ha llegado a mis manos mi ejemplar de Cuchillos Negros. Tiene una pinta excelente. Mi envío incluía también esta ilustración de uno de sus personajes principales, Nalōn. Un acierto.
Hace unos meses, se puso en marcha el crowdfunding del cómic firmado por Juan Carlos Correia, Aluna Summers. Con el transcurso de los días fueron apareciendo algunas recompensas nuevas entre las que destacaban ilustraciones de algunos compañeros. Entre ellas, estaba este dibujo de una Femme Fatale, así la he titulado yo, a cargo de Jacobo Márquez, el dibujante de Fantasy West. Una serie para la que también aporté dinero en su día a través de otra campaña de mecenazgo. El dibujo realmente se trata de un inktober del 2014 recuperado para la ocasión. Por tanto, realmente no tiene nada que ver con el cómic. Esta recompensa supuso el empujón final que me hacia falta para aportar dinero a este crowdfunding. Ayer, recogí el resultado del mismo por correo. El cómic tiene muy buena pinta y la ilustración es tan magnífica como se aprecia en la imagen.
De sobra es conocido mi interés por el estilo de dibujo de Sweeney Boo. El Mes pasado celebró su cumpleaños con una interesante oferta en su tienda virtual. En cuanto me enteré, accedí rápidamente a la misma para buscar alguna pieza interesante a un buen precio. Me hubiera gustado la de la guerrera con arco pero se me escapaba de presupuesto. Sin embargo, mi segunda opción sí estaba disponible a unas condiciones asequibles. Esta America Chavez o Miss America. A gran velocidad pinché en la opción de compra y completé mi pedido. Ayer llegó a mi casa y os aseguro que es una pieza fantástica. Con mucho colorido además. Sin duda, muy contento con mi adquisición.
La Semana pasada al llegar a la oficina volví a encontrarme con una ilustración de mi compañero Marcos López tirada en una de las mesas. Se trataba de una recreación de un dibujo de Mark Bagley de Scarlet Spider o Ben Reilly. La ilustración es de una calidad intachable. Además está acabado a tinta. Técnica que está practicando en estos momentos. El resultado es muy bueno. Inmediatamente me puse en contacto con el autor para preguntarle si me la podía llevar a casa. La respuesta, como podéis imaginar, fue positiva.
El pasado Jueves, David Rubín fue el protagonista de la última edición de los Aurrez Aurre organizados por el Azkuna Zentroa de Bilbao. Aunque, por el atasco generado por el fútbol, él y Borja Crespo llegaron con unos minutos de retraso lo compensaron con una charla, como es habitual con David, muy amena, sincera y productiva. Un diez. Tras la misma, se celebró una sesión de firmas. Atípica para mí. Os lo cuento. Como sabéis hubo un problema con la edición de Cuaderno de Tormentas y por momentos se pensó que no llegaría para esta charla. Por esa razón, yo decidí, semanas antes, comprar un ejemplar de La Tetería del Oso Malayo, uno de los pocos cómics que me faltaban de este autor. Sin embargo, finalmente, la edición de Cuaderno de Tormentas se completó antes de los previsto y sí se pudo comprar días antes de la celebración de la charla. Dado que era el tema principal de la misma lo adquirí. Cosas de la vida que ese mismo Jueves salía a la venta el número dos de Black Hammer, donde colabora David con una historia. Encima el autor anunció ese mismo día en las redes sociales que a quien le llevara ese cómic también se lo firmaba junto al otro. Una especie de dos por uno, en definitiva. Yo siempre he criticado a quienes llevan más de un cómic a las sesiones, sin embargo, en esta ocasión, consideré apropiado hacerme con el Black Hammer. Después de todo, lo había pedido el artista. Pero mi dilema era aún mayor. En mi poder tenía tres cómics para esta jornada. Cuando llegó la sesión hablé con algunos compañeros y parece que no se habían enterado de lo escrito por David respecto al dos por uno, lo cual me hizo sentir especialmente incómodo. No hacía más que mirar para atrás a la cola y veía a todo el mundo con un solo ejemplar aguardando su turno. Reconozco que me entraron dudas sobre si darle o no darle el segundo cómic; pero tras meditarlo unos segundos decidí hacerlo. Después de todo era algo que David había solicitado. Llegado mi turno, era el segundo, le pasé el Cuaderno de Tormentas y el Black Hammer. Primero cogió la reedición de uno de sus primeros trabajos y comenzó a dibujar este magnífico sketch. Una especie de diablo que me recuerda mucho al propio Nosferatu. Absolutamente genial.
