Hace un tiempo pedí al ilustrador Chris Riddell, a través de su tienda de internet, un juego de cartas titulado Paths. Tardó un poquito en llegar a casa, supongo que por las aduanas. El artista suele meter alguna carta con un dibujo original en mazos aleatorios. Mi esperanza era que el que me llegara a casa fuera uno de estos. No se dio el caso. No había nada especial. De hecho, ni tan siquiera estaba firmado por el autor. Algo que sí te aseguran a la hora de hacer la compra. Por esa razón, me puse en contacto con la tienda. Adjunté varias fotografías. Me confirmaron que era un error. Me pidieron que les pasará de nuevo la dirección para enviarme un nuevo mazo de cartas. Yo les contesté que no hacía falta. Que me bastaba con que Chris Riddell me firmara una carta blanca. Les pareció bien el cambio. La semana pasada, llegó la carta firmada a casa. No era blanca. Incluía un precioso dibujo original de Chris. Una pasada. Justo lo que estaba buscando. Reconozco que jugué con algo de estrategia. Supuse que el autor no me dejaría tan solo su firma en una carta y acerté. Muchísimas gracias.
