Aprovechando que iban a coincidir en el Salón del Cómic de Getxo Sergio Córdoba y Víctor Santos, autores de La Hija de la Tormenta, la editorial Aleta organizó una preventa en la que quienes encargaran el cómic antes de su salida al mercado lograrían algunos extras. Les llegaría firmado y con una lámina. Yo me lancé a comprarlo por lo que durante el certamen vizcaíno no me acerqué al lugar donde estaban firmando Sergio Córdoba y, puntualmente, Víctor Santos. Tras varias semanas de espera por fin llegó a casa mi ejemplar con este magnífico sketch de Sergio y la firma de Víctor. Una pena dado que le vi a Víctor realizar algunos dibujos muy bonitos en sus dedicatorias de Getxo. Me consolaré con la lámina. Ja, ja, ja. En cualquier caso, un diez a la iniciativa del preorder. A ver si se estila más.
En mi mochila inicialmente tan solo llevaba seis cómics de Chris Claremont y el segundo volumen de Waluk de Ana Miralles. Os recuerdo que estamos en el Viernes por la tarde y, como quién dice, acabo de entrar por primera vez al Salón del Cómic de Getxo. Tras recoger turno para las firmas de Chris Claremont y comprar el artbook firmado por Jordi Bernet, deambulé sin un destino claro por los pasillos de la carpa de la Plaza de la Estación. La sesión de firmas del autor norteamericano comenzaba a las ocho de la tarde y lo único que me interesaba antes era otra de Peter Bagge a las siete. Dado que no tenía nada de ese autor me compré el primer número de Odio en el stand de La Cúpula. Iba a comprar el cero pero un compañero me aconsejó que fuera directamente al uno. Por supuesto, le hice caso. Tras ello, me acerqué al stand de Aleta sin muchas esperanzas. Allí estaba firmando Sergio Córdoba. Yo ya tenía su obra La Hija de la Tormenta y francamente no sabía que había sacado otro cómic titulado Año 1000: La Sangre. Me llamó mucho la atención su portada y lo ojeé un poco. En ese momento, Sergio no tenía a nadie así que me lancé a por mi primera firma del Salón. Le pasé el cómic y me completó este fantástico sketch. Una maravilla contemplar como iba tomando forma. Un momento que inmortalicé con mi cámara. Por cierto, si notáis que se mueve un poquito es por que se empeñó en acercarse por allí la mosca de la tele y no hacía más que posarse en mi mano mientras grababa. Ja, ja. Qué pesada, oye.
