Sin solución de continuidad, se levantaron del stand Josep Busquet y Pedro J. Colombo para sustituirles Agustín Ferrer, el autor de Mies. Ese cómic también lo llevaba en mi mochila y pesaba lo suyo. Es bastante gordito. Así que decidí quedarme allí. El autor comenzó firmando un Arde Cuba a otro chico que se situó por delante de mi. Llegado mi turno, le pasé mi ejemplar y le pregunté si le importaba que le grabara. Agustín me contestó que igual me llevaba un chasco. Yo le dije que conocía la técnica que usaba. Graba la hoja con un sello sobre y luego lo repasa. Le consulté también si podía grabar ese proceso y él me dijo que por su parte no había ningún problema. ¿Cuál quieres?¿El que parece un original o el simple?, me preguntó. Eso sí que me sorprendió. Por supuesto que le pedí el primero. Se trata de un sello algo menos detallado con lo que tiene que aplicarle más tinta a mano. El autor comenzó su proceso y saqué mi cámara. De pronto, se resistía a grabar. De hecho prácticamente me perdí el paso del sello. Grabó solo un segundo. A partir de ahí se negaba a seguir. Deduje que no le quedaba espacio para más archivos. Afortunadamente había llevado un segundo móvil, el del trabajo, para hacer frente a ese inconveniente y pude continuar registrando la dedicatoria de Agustín. Menos mal.
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martes, 5 de noviembre de 2019
Sketch de Mies, por Agustín Ferrer
Sin solución de continuidad, se levantaron del stand Josep Busquet y Pedro J. Colombo para sustituirles Agustín Ferrer, el autor de Mies. Ese cómic también lo llevaba en mi mochila y pesaba lo suyo. Es bastante gordito. Así que decidí quedarme allí. El autor comenzó firmando un Arde Cuba a otro chico que se situó por delante de mi. Llegado mi turno, le pasé mi ejemplar y le pregunté si le importaba que le grabara. Agustín me contestó que igual me llevaba un chasco. Yo le dije que conocía la técnica que usaba. Graba la hoja con un sello sobre y luego lo repasa. Le consulté también si podía grabar ese proceso y él me dijo que por su parte no había ningún problema. ¿Cuál quieres?¿El que parece un original o el simple?, me preguntó. Eso sí que me sorprendió. Por supuesto que le pedí el primero. Se trata de un sello algo menos detallado con lo que tiene que aplicarle más tinta a mano. El autor comenzó su proceso y saqué mi cámara. De pronto, se resistía a grabar. De hecho prácticamente me perdí el paso del sello. Grabó solo un segundo. A partir de ahí se negaba a seguir. Deduje que no le quedaba espacio para más archivos. Afortunadamente había llevado un segundo móvil, el del trabajo, para hacer frente a ese inconveniente y pude continuar registrando la dedicatoria de Agustín. Menos mal.
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