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jueves, 29 de septiembre de 2016

Ilustración La Dama de Negro, por Esther Gili

Desde la segunda mitad de este mes, la autora Esther Gili ha comenzado a poner a la venta varios originales durante treinta días. Uno por día. Son piezas que realiza habitualmente la misma jornada en que salen al mercado. Además lo hacen a precios que, aunque no están al alcance de cualquiera, son medianamente asequibles. La ilustradora los ha querido limitar al máximo para que sus acuarelas puedan ser compradas por un amplio abanico de compradores sin despreciar el esfuerzo que le supone su realización. Un dato más a tener en cuenta es el hecho de que a Esther le cuesta muchísimo desembarazarse de sus obras con lo que no es habitual que ponga material a la venta. Así pues es una oportunidad que si te gusta la autora no deberías desaprovechar. Yo conocí su trabajo a través de su álbum ilustrado Encantadas. Me quedé prendado por sus pinceles. Desde ese día puse a Esther entre mis futuros objetivos y, claro, me he colocado en primera fila para vigilar esta oferta digital. El problema en cuestión es que uno no conoce lo que saldrá a la venta al día siguiente con lo que no sabe si esperar al próximo original o quedarse con el de esa jornada. Ya os advierto que hay que estar muy al quite. Yo tuve la suerte de hacerme con esta pieza titulada La Dama de Negro. La publicó el segundo día por lo que todavía no había mucha gente al tanto. Incluso llegué a pensármelo, algo que ahora mismo es prácticamente imposible. Las acuarelas se venden en el primer minuto. Afortunadamente, ya me imaginé que pasaría algo parecido y decidí no arriesgarme. Ahora que la tengo en mis manos os diré que es aún más bonita que lo que podéis ver en la imagen. Una preciosidad que pasa a formar parte del Olimpo de mi colección. Por cierto esta incluía un microrelato de Gemma C., dice así: Ni se te ocurra hacerlo, no puedes ir tú sola. Una dama, de luto, no puedes ponerte al mando ni ocupar el puesto de tu padre. Qué van a decir todos. ¿eh? ¿qué dirán? Eres una mujer, no puedes, no debes. Tienes que quedarte en casa y llorar. Deja que tus hermanos se ocupen. ¡Ni se te ocurra salir por esa puerta!