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miércoles, 7 de noviembre de 2018

Sketch de Berlín, por Jason Lutes

Y llegamos al Sábado. El día más complicado del Salón del Cómic de Getxo con diferencia. El momento que llega el lógico desembarco de otros puntos del Norte de España. Jornada sembrada de momentos censurables que me llevó a quejarme amargamente en mi cuenta de Facebook sobre las actitudes de algunos coleccionistas de originales. Por la mañana, había programadas dos sesiones de firmas. La primera con Jason Lutes y Camille Jourdy y la segunda, a mediodía, con Marcos Martín, Javier Pulido, Javier Rodríguez y Natacha Bustos. Yo madrugué ese día para dirigirme a la Kultur Etxea, Casa de Cultura, de Romo. Cuando llegué a su puerta ya había varias personas esperando. Pregunté quién era el último y me quedé aguardando mientras charlaba con los compañeros. Cuarenta y cinco minutos más tarde comenzaron a llegar los colegas de otros puntos del país. Fundamentalmente de Aragón, Cantabria y Asturias. La mayoría llegaba interesado únicamente en la segunda sesión de firmas, la de Marcos Martín. Les informamos de la mecánica. Según la normativa de Getxo solo se puede coger un ticket aunque coincidan en la misma mesa dos o más artistas. Una vez completado el objetivo puedes intentar coger un segundo ticket del siguiente dibujante. Los tickets además se reparten una hora antes de cada cita. Está claro, ¿no? Pues parece que no. Aunque en esta ocasión también hubo un fallo de la organización que lo complicó todo. Y es que quien salió a repartir los papelitos era un chico que al que no le habían explicado nada. El pobre parecía un cristiano frente a los leones en el circo romano. Comenzó a dar los tickets de Jason Lutes. Yo esperé a que quien tenía delante cogiera el suyo y me hice con el mío. De pronto empezó a entregar a todo pichichi los de Camille Jourdy. Sin tener en cuenta si ya se había cogido para Jason. Dadas las circunstancias yo también me acerqué y cogí mi turno para ella. Allí se formó un tumulto considerable y es que cuando el chico dijo el nombre de la artista francesa alguien de los que llegaron bastante más tarde que yo gritó el nombre de Marcos Martín. Insisto en que ya habíamos explicado que los de esa segunda sesión se entregarían a partir de las once de la mañana. Todo el mundo se abalanzó sin orden ni concierto hacia el chaval de los tickets ante mi asombro. Como hienas ante una presa agonizante. Tuvo que saltar otro en defensa del encargado de la organización para salvarlo. La imagen, vista desde fuera, fue bastante ridícula. Allí empezó una discusión sobre si se habían dicho las cosas de buenas maneras o no; pero, lo cierto, es que la imagen que dimos fue absolutamente vergonzante. Parecíamos niños y creo que todos somos ya mayorcitos como para saber comportarnos. No hay que perder las formas. Ni ser tan ansiosos. No siempre se consiguen los objetivos. Y lo que no se logre ya se intentará en otra ocasión pero no caigamos tan bajo. Respeto a las normas y al resto de los compañeros. Bueno, tras el lamento, continúo. Bajé a la sala donde se celebraba la sesión de firmas y me coloqué en mi posición. Para mi sorpresa, frente a mí tenía a una de las personas que había llegado cuarenta y cinco minutos más tarde que yo. Todavía no consigo explicarme como pudo ocurrir. Qué capacidad tienen algunos. Es gente que va a mil Salones del Cómic por todo España y usan todo tipo de estrategias para colarse. Increíble. Yo solo he acudido a este evento de cómic este año, al menos en condiciones, y reconozco que me dio bastante rabia la situación. Como no era cuestión de montar otro show me resigné. Después de todo solo era un puesto más atrás y no estaba mal situado. Como comprobé que la cola de Camille Jourdy era más corta me situé en la suya. Sin embargo, me percaté de que era bastante más lenta que Jason y que mi turno iba a llegar en el momento que me tocaba con él así que decidí trasladarme de nuevo a la fila del autor de Berlín quien era el que más me interesaba. Enseguida llegó mi momento. Me preguntó si quería un personaje masculino o femenino y le di libertad. Jason me dibujó al protagonista del cómic.