Inktober de Batman, por Iñaki Holgado

Por fin, ha llegado mi primer inktober. Curiosamente es el último que he adquirido y el que me ha salido más caro; pero es que vale mucho la pena. Iñaki Holgado se sumó al reto del pasado Mes de Octubre a mediados de Mes. Ya sabéis, dibujar una ilustración a tinta cada día. Dado que lo inició muy tarde se lo ha tomado con calma y tan solo ha terminado realizando unas cinco o seis. Una de ellas, este espectacular Batman. Yo ya había gastado mucho dinero en el inktober. Por encima de mis posibilidades, que diría aquel. Afortunadamente, a finales de Mes cobré mi nómina y me permitió sumarme a algún otro que me apetecía. Uno de ellos era este Batman firmado por Iñaki. Me puse en contacto con él para saber si estaba disponible y me contestó que aunque varias personas habían preguntado por él, de momento, nadie había cerrado nada. Ahí tenía mi oportunidad. No la desaproveché e inmediatamente lo adquirí. Es una maravilla. Las mejores ilustraciones de Batman son en las que comparte protagonismo con su ciudad, Gotham. Me encanta esa estatua sobre la que se está subiendo el hombre murciélago que parece moverse como un felino por la noche. Algo de ellos tiene que tener para hacer lo que hace. Una preciosa pieza. De esas que, además, ganan mucho cuando uno las ve en la mano. Un diez para Iñaki.

Sketch de Verdún, por Iñaki G. Holgado

Y llegamos al Domingo. Ese día mi máximo interés era conseguir la dedicatoria de Iñaki Holgado en mi tomo de Verdún. Con todo madrugué un poco para tener buena posición en la segunda sesión de firmas oficial de Marcos Martín. Tras coger mi ticket. Un estupendo número tres, creo recordar, me marché a la carpa del Salón del Cómic. Tenía cerca de una hora para explorar. Lo primero que hice es acercarme al stand de Xabiroi. Tal y como estaba previsto allí estaba Iñaki. Rápidamente me dirigí hasta allí y le pasé mi ejemplar del segundo volumen de Verdún. El autor, tan amable como siempre, me dedicó un bonito sketch de la protagonista de la historia. A partir de ahí, la mañana se presentaba muy tranquila.

Sketch de Piztia Otzanak, por Iñaki G. Holgado

Conseguir el sketch de Javier Rodríguez me llevó como algo más de hora y media, entre el retraso y mi posición en la cola. Estaba preocupado porque sabía que a esa hora ya se encontraría firmando en el stand de Xabiroi Iñaki G. Holgado. Además el día anterior ya me había pasado por allí y descubrí que no tenía uno de sus cómics. Aunque, como todo lo de ese stand, era en euskera y mi dominio de esa lengua es más bien escaso. Afortunadamente, cuando llegué allí observé que Iñaki continuaba firmando cómics. Compré mi ejemplar de Piztia Otzanak y se lo pasé. No tuve que esperar prácticamente nada. El artista comenzó a dibujar mi sketch. Tal y como me prometió a través de las redes sociales hizo el esfuerzo de evitar el perfil del personaje, que es el dibujo con el que se siente más cómodo a la hora de dedicar los cómics. Además me dibujó a un personaje femenino. Lo que multiplicaba la apuesta por dos. El resultado como podéis ver es muy bueno. Yo le animaría a seguir ese camino. Bucear en aguas profundas a la hora de hacer sketches. Lo que no quita que de vez en cuando salga al exterior a respirar. Ja, ja, ja. Perfiles también están genial.

Sketch de Verdún, por Iñaki Holgado

Tras conseguir la ilustración de Iñaki Holgado volví a lo que me había traído realmente a San Sebastián. El trabajo.  Tras cumplir con mis obligaciones laborales, A eso de las tres y media de la tarde, me dirigí a comer. Para ello pasé frente a la entrada del Kursaal. Cual fue mi sorpresa cuando me encontré allí hablando con dos personas al mismísimo José Luis García López. No me lo pensé dos veces y me acerqué hacia él. Le pedí permiso para sacarme una foto con él y le trasladé en menos de un minuto toda mi admiración. Tras ello, volví a buscar un restaurante donde llenar el estómago. Después de comer, tuve la suerte de que el temporal bajó su fuerza con lo que no necesitaba seguir con él. Las imágenes más importantes ya las había conseguido por la mañana. Eso me dejaba, durante la tarde, otras dos horas y media libres en las que podría visitar de nuevo el ComikD. No me creía mi suerte. Nada más entrar me encontré a un montón de gente reunida tras unas mesas en una esquina del recinto. Se trataba de la reunión de futuros autores con los editores. Tenía su gracia verlos allí. Se mascaba la tensión. En un stand diferente al de la mañana me encontré de nuevo a Iñaki Holgado. Prácticamente acababa de llegar con lo que no había ningún tipo de cola. Esta vez sí me dije que iba a conseguir mi ejemplar de Verdún dedicado. Lo compré y se lo pasé. Cuando le pedí permiso para grabarle, Iñaki me propuso ponerme tras él para que el dibujo no saliera al revés en el vídeo. Todo un detalle. Tras colocarme en mi sitio, comenzó el espectáculo. Da gusto contemplar a artistas como Iñaki completar toda una obra de arte en cuestión de unos minutos. Una maravilla.

Ilustración de Soldado de Verdún por Iñaki Holgado

Prácticamente se me había acabado el tiempo para disfrutar esa mañana del ComikD de San Sebastián y a mi lado tenía a Iñaki Holgado de quien quería conseguir su último trabajo, Verdún, dedicado. No tenía tiempo ya para ello. Sin embargo me percaté de que tenía una carpeta con algunas ilustraciones a la venta. Me acerqué a ella y las observé. En especial me llamaron la atención dos de ellas. Ambas de soldados de la primera Guerra Mundial. Uno de frente y otro de perfil. La verdad es que no me decidía por ninguna de ellas y le consulté al propio autor cuál de las dos se llevaría él. Iñaki me contestó que la de perfil estaba más trabajada que la otra. Seguí su consejo y me la llevé a casa. Mi hora en el ComikD había dado bastante de sí.

Sketch de Museo Bilduma, por Iñaki G. Holgado

Más contento que contento regresé al stand de Xabiroi para ver si Iñaki G. Holgado había completado su sketch en mi ejemplar de Museo Bilduma. Francamente, pensaba que no, dado el taco de libros que le había visto cuando guardaron el mío. Eché un vistazo y cuando le vi dedicando uno pensé que no sería el mío. Sin embargo, el dependiente me reconoció y me llamó. Resulta que sí lo había hecho. Qué rapidez. El sketch es más sencillo que el que me regaló en Aiò Zitelli pero a pesar de ello está francamente bien. Así completé la mañana del Sábado. Por cierto, una de las Exposiciones de este año estaba dedicada al trabajo conjunto de Harkaitz Cano e Iñaki G. Holgado.

Sketch de Aiò Zitelli, por Iñaki G. Holgado

Este año estaba resignado a perderme el Salón del Cómic de Getxo. Habitualmente he acudido al mismo trabajando pero este año mi empresa no pidió nada del mismo. Afortunadamente, la tarde del Sábado, salvo imprevistos, se presentaba tranquila y con los deberes hechos. Una oportunidad que no desaproveché. Mis principales objetivos eran David Rubín y Emma Ríos. Os confieso que pensaba que me iba a ser imposible lograr las dedicatorias de ambos. También Víctor Santos del que tengo un integral de Los Reyes Elfos que llevo tiempo esperando que me dedique. Por la mañana, consultando las redes sociales vi que Víctor Santos colgó una foto suya en el stand de Aleta Ediciones. Dado que Rubín y Ríos no firmaban hasta las siete y media ese sería mi primer objetivo. Que conste que Emma tenía sesión a las seis en la zona de firmas del Salón; pero yo no lo sabía (Y mira que he publicado yo el programa por aquí...sin comentarios). La cuestión es que me dirigí al stand de aleta ediciones y encontré allí a Víctor Santos firmando ejemplares junto a Jordi Bayarri e Iñaki G. Holgado. Víctor tenía una pequeña cola de tres personas. Ese tiempo me dio la oportunidad de contemplar el trabajo de Holgado. Su cómic Aiò Zitelli!, ambientado en Córcega durante la Gran Guerra, tenía una pinta estupenda. Además me encantaron los sketches que dibujaba en las dedicatorias. En cuanto se quedó libre aproveché la oportunidad para comprarle su cómic y que me lo firmara. Cogió sus herramientas de trabajo y se marcó este genial sketch que os he colgado. Resultó fascinante contemplar como lo completaba. Para realizar esta pequeña joya usó un gran número de rotuladores. El rostro de un soldado en el que se pueden leer a la perfección toda la crudeza y los rigores de la Primera Guerra Mundial. Fabuloso.