Esteban Maroto tiene una vinculación especial con mi interés por coleccionar originales. Podríamos decir que fue el primero en despertarme este gusanillo. Todo ocurrió hará como cerca de treinta años. Yo estaba de Vacaciones en La Coruña y dio la casualidad -no lo busqué- que se estaba celebrando el Viñetas desde el Atlántico. En aquel entonces, yo había dejado de comprar cómics. Casi todos pasamos por esa racha. Recuerdo ver a Carlos Giménez firmando en la calle a los aficionados que aguardaban en una cola. Estaba dibujando un sketch, cosa que en la actualidad ya no hace. Esa es la primera vez que vi algo así. Me dieron ganas de quedarme allí; pero iba con mi novia y no era plan. Sin embargo, unos puestos más adelante me quedé observando un plástico que en su interior contenía varias ilustraciones de Esteban Maroto. Me paré preguntándome si serían originales. Le consulté al del stand pero no supo contestarme. En cualquier caso, ambos concluimos por el precio que tenían que ser impresiones. Así que me marché a seguir el paseo. Ese fue, y ha sido a día de hoy, todo mi contacto con ese certamen. Resulta que hace unos días, un colega coleccionista de Bizkaia colgó un sketch de Esteban en nuestro Telegram. En el mismo se incluía un enlace a la página de ECC de Arte y Coleccionismo. Así descubrí que estaban a la venta unos portafolios limitados de la historia de Salomé que incluían por delante un sketch del artista. Y el precio no se me escapaba. Me costó elegir cual me llevaba pero al final me decanté por esta ilustración. Es un A3. Hablamos de un sketch gigante y es una auténtica pasada. Círculo cerrado.
