Era nuestra última tarde en Avilés y había que quemar todas las naves. Todavía no habiamos conseguido un sketch de Ariel Olivetti. A la tercera tenía que ser la vencida, no tendriamos más oportunidades. En esta ocasión, teníamos una ventaja. Él me guardaba una splash page que le había comprado con lo que tendría que atenderme. Esa sería mi gran oportunidad. Sin embargo, no hizo falta recurrir a ello.
Una vez terminó Cameron Stewart de completar mi dedicatoria, llegó Ariel. La verdad es que muy pocos lo vimos llegar, fue tremendamente discreto y se dirigió directamente a la zona de la carpa. Allí estuvo un ratito largo. De pronto, un colega nos avisó que estaba empezando a dibujar sketches para la gente así que fuimos para allá. La cosa no estaba del todo clara. Tenía una presentación en esa misma carpa a las siete y media y no paraba de detenerse a hablar. No hacía dibujos muy detallados pero todas esas interrupciones alargaban el proceso demasiado. Sin embargo, hubo suerte y llegó mi turno. Le pedí un Doctor Frío, el conocido villano de Batman. Es un personaje que siempre da juego entre los dibujantes y quería ver qué hacía con él Olivetti. La verdad, le quedó un Doctor Frío muy chulo. Antes me había entregado mi splash page. Entre Cameron y Olivetti había comprado un portaláminas A-3 en una librería de la localidad asturiana.
Por cierto, que según me comentaron luego, esta última tanda de dedicatorias fue la mejor de las tres. Dibujó con más detalle que en las otras. Ví algunos sketches de la primera tarde y, sinceramente, dejaban bastante que desear. Así que los fracasos anteriores al menos sirvieron para algo.