En este momento, yo daba por concluida la mañana del Sábado. Casi como despedida, me di una vuelta por los stands del Salón del Cómic de Getxo. En ese instante, Ana Miralles estaba firmando en uno de ellos; pero yo no tenía previsto conseguir nada más de ella así que me alejé un poco de los puestos. De pronto, un compañero coleccionista se acercó a mí bastante agitado. Me comentó que Ana estaba repartiendo los dibujos que había hecho en casa a quien lo prefiriera al sketch para recortar la cola que tenía. Eso era otra cosa. Rápidamente me dirigí hacia allí y compré un integral de Djinn. Confieso que no tenía ninguno e hice la compra tan rápido que ni miré cual cogía. Resulta que adquirí el último. El tercero. Delante de mí, la gente iba eligiendo el dibujo que decidía llevarse. Junto a mi estaba un amigo coleccionista admirador absoluto de la autora. Me susurró al oído que nadie se estaba llevando ninguno de los dos originales que él consideraba los mejores. Me dijo cuales eran. Delante de mí, voló uno de los dos. Pero quedaba el otro y llegaba mi turno. Le acerqué el tomo a Ana y me lo firmó. Yo cogí la ilustración que tenía en la mira. La autora me comentó que, en su opinión, me llevaba uno de los dos que más le gustaban a ella. Lo cual confirma que, con la ayuda de mi compañero, había escogido perfectamente. Debo decir que Djinn era un cómic que a priori no me apetecía mucho. Había oído hablar a la autora sobre él, bastante negativamente, y como que no me llamaba. Hace unos días lo leí y me ha gustado mucho. Me ha sorprendido. Es un cómic muy entretenido y gráficamente es absolutamente espectacular. Solo me da pena no tener el tomo firmado con un sketch. Pero a cambio me llevo este genial dibujo.
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