El Viernes pasado, aprovechando que era festivo y que sabía que por la tarde estaría por allí el autor Marko, me acerqué a la Azoka de Durango. Confieso que es la primera vez que acudo allí para conseguir algo. Quienes no son del País Vasco deben saber que es una Feria exclusivamente centrada en las publicaciones en euskera. Y la verdad es que es un idioma que controlo más bien poco. Puedo entenderlo; pero poco más. En cualquier caso, días antes me había puesto en contacto con la Editorial Harriet para consultarles si me podían llevar allí un cómic en castellano para que me lo firmara Marko y me contestaron que no habría problema. Así que cogí el tren (ir en coche es una locura) y me dirigí a la localidad vizcaína. Nada más entrar en Landako, el recinto donde se celebra, me encontré con un gentío tremendo. Un locurón. El sueño de toda Comic Con. Tremendo. La verdad es que no me sorprendió dado que por temas de trabajo ya he tenido que estar por allí alguna vez. Como dije antes, nunca en tiempo de ocio. Lo primero que hice es buscar el stand de la Editorial Harriet. En una primera pasada me lo pasé de largo pero en la segunda vuelta lo encontré. Al observar su interior me sorprendió que no vi por allí a Marko, el artista que buscaba. Cuando pregunté me llevé la mala noticia de que había estado por la mañana y que un imprevisto la había obligado a cambiar de planes y ausentarse por la tarde. Me quedé blanco. La razón fundamental por la que había acudido allí se había esfumado. Algo cabizbajo seguí caminando por los stands de la Azoka. Busqué el de la editorial en euskera Xabiroi. Ese lo había visto en la primera pasada. Por allí estaba firmando Dani Fano a quien, casualmente, no le había pedido nada en el Salón del Cómic de Getxo. Una oportunidad como esa no la iba a dejar escapar. Compré un ejemplar de Anubis 3.0 y se lo pasé para que me lo firmara. La verdad es que el sketch que me dedicó es una maravilla. Magnífico. El autor, sin duda, se vuelca al máximo en sus dedicatorias y eso es algo que siempre hay que agradecer. Por cierto, para realizar la grabación tuve que luchar entre cientos de niños que no paraban delante de mí. Es lo que tiene una feria navideña tan familiar como esta. En cualquier caso, aunque con algo más de esfuerzo, no estropearon el resultado final. Os animo a que la disfrutéis.
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