analíticas

martes, 5 de enero de 2016

Sketch de Lucky Luke, por Achdé





















A veces la casualidad nos da grandes alegrías a los coleccionistas. El pasado mes de Diciembre pasé unas pequeñas vacaciones en Arcachón. Una vez allí, juro que no antes, descubrí que en Burdeos se iba a celebrar una sesión de firmas de Achdé, el dibujante de Lucky Luke tras la muerte de Morris, hace ya más de una década. Por supuesto me acerqué por allí. En realidad la sesión de firmas era para firmar su último trabajo centrado en Kid Lucky, la infancia del mítico personaje. Yo compré su primer álbum de Lucky Luke. Junto a él me dieron un papelito con un número. El 16. Por supuesto era mi posición para la sesión de firmas. A la hora fijada llegó al artista a la tienda de cómics. Tras un ratito charlando con algunos de los presentes se puso a firmar. En principio, yo estaba el tercero aunque rápidamente comenzó la tiranía de los numeritos. Según iba llegando gente con un número inferior me adelantaban sin remedio. Afortunadamente, no llegaron los quince que tenía por delante. Al final quedé aproximadamente el séptimo. Achdé fue superamable. Me dedicó un genial sketch de Lucky Luke que es lo que le pedí. Por cierto, que algunos de los aficionados franceses le llevaban unos tomos gigantescos. Ediciones de lujo. De esos que no se venden por aquí. A ellos les hacía un dibujo mucho más detallado. Por ejemplo recuerdo uno precioso de Lucky Luke montado sobre su caballo. Una chica le pasó otro de esos tomacos y en sus dos primeras páginas tenía una colección de sketches que formaban una fantástica viñeta. Por lo visto, siempre le entregaba el mismo tomo en las sesiones de firmas. Personaje a personaje, sesión a sesión, una cómica escena de Lucky Luke en un bar iba tomando forma. Calculo que ya tenía unos cinco o seis personajes dibujados. Fabuloso. Me llamó también la atención el tipo de gente que se pasó por allí. Recuerdo especialmente a dos señores de unos sesenta años con sus respectivos tomos de Achdé charlando mientras aguardaban turno. De esos no se ven por estos lares. Sin duda, la afición por el BD en Francia es envidiable.

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