Si recordais os comenté que aquella mañana fue muy tranquila. Tanto que, en un momento dado, me percaté de que Paul Grist estaba dibujando en una terraza más solo que la una. Me acerqué donde él y le recordé que el otro día ya me había dibujado un mudman y le pregunté si era mucho abusar pedirle ahora un Jack Staff. El hombre superamable me dijo que no había ningún problema y comenzó a abocetar el dibujo. Sin embargo, llegó en ese instante alguien de la organización porque tenían que acudir a la recepción del Ayuntamiento. Yo le dije que fuera tranquilo que yo seguiría por allí por la tarde y que ya me terminaría el dibujo. En ese momento era poco más que un boceto. La tarde fue intensa pero por allí no aparecía Paul Grist. En cualquier caso, yo me daba por satisfecho con todos los logros conseguidos. Cuando bajaba de la zona de firmas, con intención de coger el coche y despedirme de Aviles apareció Paul Grist. Me lo encontré prácticamente de frente. Él me reconoció y me dijo que ahora me terminaba el sketch. Llegamos de nuevo juntos a la Casa de Cultura. Se sentó y terminó este sketch. Yo no daba crédito de la suerte que había tenido. Sin duda, ha sido un año de Avilés difícilmente mejorable. Tan solo me ha quedado la espinita de no haber conseguido nada de Lee Bermejo. Otro año será.
analíticas
martes, 5 de noviembre de 2013
Sketch de Jack Staff, por Paul Grist
Si recordais os comenté que aquella mañana fue muy tranquila. Tanto que, en un momento dado, me percaté de que Paul Grist estaba dibujando en una terraza más solo que la una. Me acerqué donde él y le recordé que el otro día ya me había dibujado un mudman y le pregunté si era mucho abusar pedirle ahora un Jack Staff. El hombre superamable me dijo que no había ningún problema y comenzó a abocetar el dibujo. Sin embargo, llegó en ese instante alguien de la organización porque tenían que acudir a la recepción del Ayuntamiento. Yo le dije que fuera tranquilo que yo seguiría por allí por la tarde y que ya me terminaría el dibujo. En ese momento era poco más que un boceto. La tarde fue intensa pero por allí no aparecía Paul Grist. En cualquier caso, yo me daba por satisfecho con todos los logros conseguidos. Cuando bajaba de la zona de firmas, con intención de coger el coche y despedirme de Aviles apareció Paul Grist. Me lo encontré prácticamente de frente. Él me reconoció y me dijo que ahora me terminaba el sketch. Llegamos de nuevo juntos a la Casa de Cultura. Se sentó y terminó este sketch. Yo no daba crédito de la suerte que había tenido. Sin duda, ha sido un año de Avilés difícilmente mejorable. Tan solo me ha quedado la espinita de no haber conseguido nada de Lee Bermejo. Otro año será.
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