El otro libro que llevaba de Álvaro Iglesias era su artbook. Tras conseguir la firma de Niko, me dirigí de nuevo al lugar en el que estaba Álvaro. En ese momento ya no tenía a nadie esperando su firma y andaba entretenido enseñando a dibujar un gato a una niña pequeña. Una vez terminada la clase se intercambiaron los dibujos. De nuevo, estaba delante del artista. Esta vez con su libro de arte publicado por la editorial Ominiky. Antes de entregárselo, le mostré el original que tengo suyo y que aparece en una página del mismo. Inmediatamente, el autor me contestó que entonces yo era uno de los compradores de la edición de lujo. Le dije que sí. Eso se merece una dedicatoria de lujo, añadió él, y comenzó a dibujar. La verdad es que sufrí un poco en la grabación porque constantemente sentía que invadía su espacio de dibujo y que incluso podía hacerle alguna sombra que le molestara. Por esa razón, en la anterior ocasión me había puesto a su espalda. Pero en ese momento se habían situado en esa zona varios niños y, por supuesto, no les iba a quitar de allí. Álvaro comenzó a dibujar y dibujar y fue un auténtico gozo contemplar como iba completando esta espectacular dedicatoria. Sin duda, alguna una de las mejores que jamás haya conseguido. Algo increíble. Muchísimas gracias por todo, Álvaro. Y pensar que por un momento estuve a punto de no viajar a Santander...
Lo mejor de los eventos son las sorpresas con las que uno se encuentra. Lo inesperado. En el caso de la Feria del Libro de Santander no había caído en la cuenta sobre la presencia de Niko, el creador del Cálico Electrónico. Acaba de sacar un libro sobre la alimentación vegana y lo presentaba junto a Álvaro Iglesias. Algo que ya adelanté en el anterior post. Tras la charla, comenzó la sesión de firmas. Primero pasé por la fila de Álvaro. Tras conseguir su dedicatoria, sin duda uno de los grandes objetivos del viaje, me dirigí al puesto de Niko. Le pasé mi ejemplar, recién adquirido, de Pésame Street y comenzó a dibujar a su personaje más reconocible. El Cálico Electrónico. Sin duda, todo un triunfo.
A continuación, en la Feria del Libro de Santander se celebraba una charla entre Niko y Álvaro Iglesias. Ambos son veganos y el primero, creador del Cálico Electrónico, acaba de sacar un libro dedicado a esta forma de entender la alimentación. Una de las razones más importantes que me habían impulsado a acudir a este evento era la presencia de Álvaro. Tenía desde hacía ya mucho tiempo un par de libros suyos y nunca había tenido la oportunidad de que me los firmara. Además por lo que había visto en las redes sociales solía realizar unos sketches espectaculares. Llegado el momento de las firmas acudí a la fila de Álvaro. Estaba el primero. El autor cogió su lápiz y me completó una de las dedicatorias más increíbles que jamás me hayan hecho. Y mira que tengo experiencia. Fabuloso.
Para la tarde, la pareja de coleccionistas cántabros formada por Martín y Cristina me pasaron un cargador móvil para el teléfono. Gracias a ellos pude continuar mis grabaciones sin mayores problemas. También me facilitaron toda la estancia en Santander por lo cual les estoy muy agradecido. Continúo. Estamos ya en el primer acto de la tarde de la Feria del Libro de este año. Sin duda, uno de los momentos más delicados. El protagonista era David López, autor con el que no había tenido nada de suerte dos días antes en Bilbao. Primero escuché la charla. Con muchos datos que ya conocía de la de la capital vizcaína. Tras la misma, me dirigí hacia la zona de firmas. Exactamente igual que en la localidad vasca terminé el segundo de la fila. Un lugar gafado en la anterior ocasión. El primero y el segundo nos llevamos un sketch de treinta segundos. A partir de ahí, el autor les dedicó más tiempo. Sin embargo, en este caso contemplé que David López comenzó a firmar dedicatorias decentes desde el primer momento. Respiré algo más tranquilo. Llegado mi turno le pasé un cómic de Captain Marvel para que me lo firmara y, a renglón seguido, le entregué mi ejemplar de Blackhand Ironhead. Lo abrí por la página donde me había firmado un par de días de antes y le mostré el sketch rapidísimo que me había dedicado en aquella ocasión. Le pregunté si me podía realizar algo más trabajado. Él me contestó que por supuesto. Que después de acercarme desde Bilbao lo merecía. Cogió sus rotuladores y comenzó a dibujar a la otra protagonista del cómic, Alexia. Esta vez sí, con un aspecto más cercano a los sketches que había visto por las redes sociales. Creo que es el primer cómic en el que el mismo autor me ha realizado dos sketches diferentes. El maleficio así quedaba atrás. Y todavía quedaba tarde.
El almacenamiento del móvil se había acabado y estaba ya en la cola de Álvaro Terán. Rápidamente me puse a borrar fotos. Sin duda, era insuficiente. Afortunadamente, había llevado conmigo también el móvil de la empresa. El problema es que, dado que había decidido suspender el viaje, no lo había cargado. Para cuando reaccioné lo tenía al 25 por ciento. En cualquier caso, es un aparato nuevo con lo que confiaba en que me aguantaría. Llegado mi turno me situé frente al artista y, esta vez sí, le pedí que me dibujara a un terrorista. Es el primer sketch que le había visto hacer y me pareció muy divertido. Al autor le hizo gracia la propuesta e inmediatamente cogió su lápiz. En cuestión de unos minutos tenía ya a este Antxon terminado. La mañana de la Feria del Libro había sido todo un éxito. Y la tarde prometía.
Tras la charla de Kenny Ruiz comenzó la presentación del libro Vivienda de Contienda, firmado por Álvaro Terán e Ivanper. Dado que estuve un tiempo en la cola del autor de Telémaco, llegué tan solo a la parte final de la misma. Tras esta, me dirigí a la zona de firmas. De nuevo, mucha calma. Tanto que cedí mi primer puesto a un padre con un niño. Tampoco tenía ninguna prisa, era la última sesión de la mañana en la Feria del Libro de Santander. Al final terminé el tercero puesto que los autores firmaron antes un ejemplar que tenían en la mesa. Llegado mi turno me dirigí hacia Ivanper. El primero de los artistas en quedar libre. No le pedí ningún personaje concreto y él comenzó a dibujar a Mendíguez, un personaje que me recuerda bastante a Mariano Rajoy. Solo le faltan las gafas. Lamentablemente, se me acabó el espacio de almacenamiento en la parte final del vídeo. Solo faltan los últimos retoques. La sombra del personaje, la dedicatoria y algo de color en sus pantalones y el sombrero.
El día siguiente tenía la intención de viajar a Santander para disfrutar de la Feria del Libro. Esa jornada tenía un cartel espectacular en cuanto a cómic se refiere. Sin embargo, la decepción del post anterior fue tan grande que decidí suspender el viaje. Afortunadamente, la Mañana del Sábado, nada más levantarme de la cama, mi mujer me estuvo convenciendo para que fuera para resarcirme y porque me iba a arrepentir más tarde si no lo hacía. Gracias a sus palabras de ánimo retomé la intención inicial. Cogí mi coche y viajé a la capital cántabra. La primera sesión de firmas allí correspondía a Kenny Ruiz quien presentaba su último trabajo, Telémaco. Una colección en la que, según dijo, está disfrutando muchísimo y desea continuarla una vez terminado el primer ciclo argumental que consta de cuatro tomos. Compré el cómic y me dirigí a la zona de firmas. Quedé en segunda posición. Llegado mi turno me preguntó si quería algún personaje concreto y le contesté que lo que él quisiera. Un clásico. El autor comenzó a dibujar inmediatamente a Policasta. Un sketch, como podéis observar, fantástico. Muchas gracias, Kenny por tu amabilidad en un día que, me consta, no fue nada fácil para ti.
El otro libro que llevaba de Álvaro Iglesias era su artbook. Tras conseguir la firma de Niko, me dirigí de nuevo al lugar en el que estaba Álvaro. En ese momento ya no tenía a nadie esperando su firma y andaba entretenido enseñando a dibujar un gato a una niña pequeña. Una vez terminada la clase se intercambiaron los dibujos. De nuevo, estaba delante del artista. Esta vez con su libro de arte publicado por la editorial Ominiky. Antes de entregárselo, le mostré el original que tengo suyo y que aparece en una página del mismo. Inmediatamente, el autor me contestó que entonces yo era uno de los compradores de la edición de lujo. Le dije que sí. Eso se merece una dedicatoria de lujo, añadió él, y comenzó a dibujar. La verdad es que sufrí un poco en la grabación porque constantemente sentía que invadía su espacio de dibujo y que incluso podía hacerle alguna sombra que le molestara. Por esa razón, en la anterior ocasión me había puesto a su espalda. Pero en ese momento se habían situado en esa zona varios niños y, por supuesto, no les iba a quitar de allí. Álvaro comenzó a dibujar y dibujar y fue un auténtico gozo contemplar como iba completando esta espectacular dedicatoria. Sin duda, alguna una de las mejores que jamás haya conseguido. Algo increíble. Muchísimas gracias por todo, Álvaro. Y pensar que por un momento estuve a punto de no viajar a Santander...
