Hace ya un tiempo Atilio Gambedotti puso en marcha un proyecto de crowdfunding para publicar un libro con su trabajo. Su título, Las chicas de Atilio. Yo aporté dinero para que incluyera en su interior un dibujo sencillo junto a la dedicatoria. La campaña tuvo un resultado positivo y el proyecto pudo ponerse en marcha. Sin embargo, hubo algunos problemas por el camino y comenzó a retrasarse su envío. Esta situación se alargó bastante en el tiempo. Tanto que el autor se comprometió con sus mecenas a aumentar el nivel de sus recompensas. El mes pasado llegó por fin a mis manos y como podéis contemplar he pasado de tener un dibujo sencillo en la dedicatoria a llevarme un dibujazo de Atilio. Según él mismo me ha contado, no se trata de ningún personaje concreto. Esta ilustración se la tomó casi como una práctica de como dibujar a una mujer con rasgos hindúes. En definitiva, una forma de entretenerse con tanta tarea como tenía delante. Yo confieso que la veo más vikinga que otra cosa. En cualquier caso, lo seguro es que me llevo a casa una enorme recompensa.
Seguimos avanzando; aunque lo hacemos muy lentamente. Ahora mismo nos situamos a finales del Mes de Noviembre y ya adelanto que el mes de Diciembre ha sido muy movido. Pero centrémonos ya en el post de hoy. El último fin de semana del mes pasado se celebraba en la librería Joker de Bilbao una sesión de firmas con Tirso Cons. Increíblemente tuve una mañana bastante tranquila en el trabajo, cosa poco habitual los Sábados, y pude acercarme al evento. Cuando llegué Tirso estaba dedicando un Las Crónicas de Legión. Confieso que cuando vi el precio del tomo me lo pensé dos veces. Es bastante alto pero contemplando los dibujos que el artista realizaba quedé totalmente convencido. Tirso completaba los sketches en dos fases. Primero los dibujaba a lápiz para posteriormente darles una capa de acuarela. Tras dejar secar la aguada durante unos quince minutos pasaba a la segunda fase. Daba la tinta al dibujo para finalmente completar el sketch con una segunda capa de acuarela. Podéis contemplar el proceso en el vídeo que adjunto, aunque evidentemente obvio la parte de secado. Todas las dedicatorias que realizó fueron distintas unas de otras. Algo que es muy de agradecer. Al final salí muy contento del local. La inversión había valido la pena.
