Tras conseguir el segundo sketch de Emilé Bravo, me dirigí hacia el stand oficial de firmas de nuevo. Allí seguía Ramón Marcos. Suyo compré el segundo número de Chez Adolf. Llegado mi turno le pasé el libro. Me preguntó qué me había dibujado en el primero. Le contesté que al protagonista masculino. Ojeó el cómic y detecté que escogió en esta ocasión a una mujer de pelo recogido que aparecía en una secuencia que tenía lugar alrededor de una mesa. Una comida o cena sencilla. El autor cogió su lápiz y me dedicó este bonito sketch.
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